Capítulo V

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Se tapó como pudo la pija con la mano con la que se estaba pajeando, y la mano que tenía la tanga la escondió debajo de una de sus piernas. 

- Que pasa?- Preguntó Agustina desde la cocina, tras haber escuchado como Florencia casi gritó al preguntarle a su hermano que estaba haciendo. 

Tras unos segundos de silencio: 

- …..…Nada.- Dijo Florcha mirando al muchacho con la cara mas roja que un tomate! 

La chica no podía entender lo que veía. 

Bajó su mirada, se quedó mirando al suelo muerta de vergüenza, cuando el chico atinó a decir algo: 

- Perdo… 

- ESO QUE TENÉS EN LA MANO ES MI TANGA!!??. SOS UN ENFERMO DE MIERDA. Ya vamos a hablar seriamente de esto después, a solas. Tenés mucho para explicar pendejo maleducado. Te salvas que está tu hermana en la cocina. 

Florencia cerró la puerta del baño con todo y se fue a su habitación… 

El chico estaba shockeado. Todo se arruinó. Todo por ser tan confiado… todo por creer que no pasaría nada! Si tan solo… si tan solo hubiera cerrado bien la puerta… 

Se le bajó el miembro de golpe, se le había ido toda la excitación de un plumazo. 

Se metió a la bañera con la cabeza hecha un lío y pensando en qué excusa iba a decirle a su queridísima hermana. Esto era el fin. 

“¿Y si le dice a Agustina? Peor. Y si le cuenta a mamá? Estoy jodido. Que hago?” 

Trató de estirar al máximo la ducha, y ganar minutos pensando. 

“Qué le digo?” 

Cerró la canilla y había que hacer frente a la situación. 

“Qué más da…lo único que espero es no ver a toda la familia en la mesa esperándome para explicar lo sucedido… ojala Florcha no le haya contado a nadie” 

Mientras tanto, Florencia estaba en su habitación. Trató de ponerse a estudiar, pero le era imposible. Lo que había visto era… era muy raro! Estaba muy enfadada, pero con el paso de los minutos se iba calmando. 

Estaba acostada en su habitación dándole vueltas a lo que había pasado. No tenía muy en claro que iba a hacer.. quería hablar con su hermano para aclarar la situación y ponerle los puntos. 

El muchacho salió a paso lento y se alivió al ver que ni Agustina ni su madre lo miraban raro… al menos Florencia no les dijo nada! 

Pusieron la mesa, y mientras cenaban, Florencia no sacaba ojo de encima de Martín, que trataba de no mirarla a la cara. Quería desaparecer! Sentía su mirada amenazadora y pesada sobre él. Tendría que tener un cuento bien preparado… que por supuesto no tenía. 

Hermanas tangas y bombachas (Retomada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora