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La razón por la cual Jungeun "odiaba" las cosas cursis, era únicamente porque consideraba demasiado estúpido ese tipo de cosas.

¿Para qué encariñarse tanto con alguien, si en algún momento ese alguien te iba a dejar?

Ese era su pensamiento cada que una persona le decía halagos o intentaba coquetear con ella a base de eso. No es que no lo soportase, o tal vez si, pero si podía quitar algo del mundo serían las millones de frases cursis que existían en el mundo.

Pero tras ello, no podía quitar a Jinsoul. La chica más cursi que conoció en su corta vida.

Y es que no era una chiquilla insoportable, le agradaba enormemente estar con ella —aunque no lo demostraba—, pero sus frases y halagos solían sonrojarla demasiado. Odiaba ese hecho, y por eso se proponía odiar a la mayor.

Aunque fuese una cosa estúpida de intentar.

— Hey, Jungie.

Al oírla, suspiró pesadamente. — No me digas así.

— Vamos, no seas amargada. —Jinsoul dejó a su lado una caja de leche. — ¿Estás ocupada hoy en la tarde?

— ¿Te importa?

La de cabello azul oscuro estaba acostumbrada a ese hecho; el rechazo de Jungeun. Siempre se mostraba así ante ella.

— Te lo pregunté porque me importa. —respondió lógicamente.

— Para ti no. —negó. — Definitivamente no estoy libre para ti ningún día.

La mayor suspiró divertida. — ¿Por qué no?

— No quiero salir con una cursi como tú.

— ¿Alguna vez saliste con alguien como yo?

— No necesito hacerlo.

— ¿Y si te digo una frase linda? —murmuró en un aire coqueto.

Jungeun se encogió de hombros.

— Ven y quítame las ganas de abrazarte y cuidarte por lo que me resta de vida. —soltó Jinsoul.

Se negaba a reaccionar, pero por dentro su corazón saltaba de emoción y sus ganas de sonreír eran incontrolables.

Mordió su labio inferior cuando, inconscientemente, la sonrisa quiso hacerse notar.

— Bueno... —Jungeun suspiró, alejando su vista de su libro y colocándola sobre Jinsoul. — ¿Sólo eso?

— ¿Quieres qué te diga otro?

— No, simplemente pensé que tendrías más creatividad.

— Puedo decirte uno mejor.

Sin pensarlo accedió como un alzamiento de cejas.

— Me gustas, Jungeun. —afirmó.

— Eso no es un halago. —respondió un poco nerviosa, pensando que quizá eso era mentira. — ¿D-De verdad?

— Me gustas, Jung... es completamente verdad.

Jungeun se sonrojó.

cursi | lipsoul.Where stories live. Discover now