El sabor de tu sangre | twilight fanfic

Un mal comienzo

seth

La empujé con suavidad en cuanto escuché el aullido, instándole a correr, sabía que no tenían mucho tiempo y necesitaba sacarla de allí.

Eleonora lo seguía en silencio, y aunque sabía que estaba mirándolo, se negó a devolverle la mirada. Estaba demente, sabía que no debería estar actuando de esta manera, pero no tenía otra opción. "¿Quién eres? ¿Quién soy?"

Los aullidos incrementaron a la par de nuestros pasos. Comencé a ponerme nervioso, mi respiración se aceleró mientras buscaba con desespero un escondite en el profundo bosque.

—Seth, detente— su suave voz me avergonzó.

¿Qué clase de lobo no podía proteger a su compañera? Negué con la cabeza e hice un ademán hacia delante.

No podía aceptarlo, debía sacarla de Forks de inmediato, antes de que la apartaran de mi lado para siempre.

—Detente. ¡Seth, te dije que te detengas!— su pequeña figura se posó frente suyo, impidiendo el paso. — No hay lugar a donde ir, detente.

El rostro de la joven lucía agotado.

Sentí que mi vista comenzó a nublarse, pude sentir las frías manos de mi impronta tratando de apartar mis lágrimas, no lograba digerirlo. Los "lo siento" que salían de sus labios se oían lejanos, me arrodillé en el húmedo pasto mientras mi llanto aumentaba, pasé mis manos por mi rostro con desesperación y pánico. Debía ser una pesadilla, 

—Por favor

Supliqué, que sea una pesadilla.

No podía, no quería, me era imposible pensar una vida sin ella.

"No lo sé, tal vez nunca lo sabré, tal vez no quiera saberlo. La verdad es que, a pesar de todo, sigues siendo tú la única que hace latir mi corazón."

Perder a mis seres queridos, a mi familia, a mis amigos; perder a la gente que juré proteger o perder a la mujer que más he amado en el mundo entero.

Me reí.

¿Qué vampiro tiene ojos negros? ¿Qué cambiaforma se imprima de un vampiro?

La besé con tristeza, como si fuera la última vez.

—Todo estará bien, te protegeré con mi vida, te lo prometo, moriría por ti.

Sus ojos negros me observaron fijamente. Las pisadas comenzaron a escucharse cada vez más cerca, miré con angustia mi alrededor antes de tomar fuerza y sostener su mano para correr.

¿Cómo habíamos llegado a esto?

Un zumbido se escuchó en el sendero.

Oí como la manada se precipitó mientras suspiraba con cansancio, ¿cuánto tiempo más iba a suceder esto?

Me lancé a correr.

La mujer saltaba con delicadeza sobre los árboles, no pude evitar sentirme confundido al verla detenerse y observarnos con asombro cada determinado tiempo, ¿no había sido informada de nuestra presencia?

Decidí ignorarlo, estaba cansado, por lo que me mantuve en formación hasta llegar a la frontera.

La castaña se paró frente a nosotros, del otro lado de la frontera y sólo en ese momento pude detenerme a observarla. Parecía joven, su cabello era corto y ondulado, llevaba puesto un vestido con muchos volados, se notaba que era antiguo debido a que su color estaba apagado, desgastado. Sus pies estaban descalzos, llevaba unos pequeños zapatos de tacón en la mano y un velo que cubría parte de su rostro.