Aunque tal esfuerzo cada vez le pesaba más. En los últimos días, se había estado preguntando, más a menudo de lo que era conveniente, qué sentía Marinette por su otra parte.

¿Qué pasaría si algún día descubría su identidad? ¿Llegaría eso a ocurrir? En realidad no lo sabía, pero una parte de él deseaba que sí. ¿Era tan descabellado que quisiera decírselo y que no hubiera más secretos entre ambos?

Solo son ideas tontas se decía, después, para tranquilizarse. Pero poblaban su mente cada vez con más insistencia.

Marinette acarició su rostro con dulzura y entonces él, trató de cogerla en brazos para subirla a la azotea, pero ella se escabulló.

—¡Espera! —Se dio la vuelta y agarró una abultada mochila que estaba en el suelo.

—¿Y eso? —preguntó él, confuso—. Demasiada comida, ¿no crees?

—No es solo comida —respondió ella, divertida—. Son mis libros y apuntes.

>>. Mañana tengo un examen de química y voy muy retrasada.

¿Todavía? Pensó el chico.

—¿Y piensas estudiar aquí?

—Pues sí —determinó ella. Se echó la mochila al hombro y adoptó una expresión seria—. Me temo que esta noche tengo trabajo, gatito. No podremos jugar, ni hacer la siesta...

—¡Oh, pero eso es...!

—Y nada de mimos.

Las orejas de Chat Noir se estiraron al instante y su expresión se congeló.

—¿Cómo? —murmuró. La expresión de ella no flaqueó un instante. Ahora las orejas cayeron sobre su cabeza y sus hombros se hundieron—. ¿Nada de mimos?

—Tengo que estudiar.

.

.

Chat Noir arrugó el ceño y también la nariz mientras devoraba la caja con galletas de mantequilla que Marinette le había llevado.

La chica se había parapetado en la mesa redonda. Había extendido sus libros, sus cuadernos y sus numerosos folios con apuntes para después imbuirse en un silencio poco prometedor. Y él, aburrido, se había puesto a comer, sentado sobre sus piernas, al otro lado de la mesa.

Él ya sabía que Marinette iba atrasada con ese examen.

Esa misma mañana, durante una hora libre que habían tenido por la falta de un profesor, todos sus compañeros habían salido al patio a pasar el rato pero ella se quedó en el aula estudiando. A Adrien le pareció una buena oportunidad para pasar unos minutos a solas, así que se acercó y cuando la vio tan nerviosa, se prestó a ayudarla.

Pero la cosa no fue muy bien.

En primer lugar, no fue la decisión más inteligente por su parte sentarse a su lado, casi pegado a ella, en vez de ayudarla desde su propio pupitre, pues eso hizo que su cerebro le jugara malas pesadas y se distrajera continuamente. Cuando le daba explicaciones sobre un problema o le recitaba una fórmula de química estaba bien, pero mientras esperaba a que ella lo resolviera, se quedaba mirándola y entonces... se perdía como siempre en sus ensoñaciones. En una ocasión la chica había estado a punto de sorprenderle oliéndole el pelo.

De todos modos, Marinette estaba a su vez tan nerviosa que no entendía nada de lo que él le decía. No paraba de caérsele el lápiz, y tenía que leer las preguntas más de una vez para centrarse. Ella también parecía muy distraída, cosa que le sorprendió.

Maullidos a la Luz de la Luna (Reto Marichat May 2021)Where stories live. Discover now