XVII

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✨Editado✨

Nolan se mantuvo encima de su caballo cuando el terreno marrón apareció del otro lado del espiral que Khowan había elaborado para ellos. Miró a su izquierda donde Deker aparecía con un caballo jaspeado, mirando a su alrededor. Ni un poco sorprendido por lo que había frente a ellos.

Entre las rocas, aparecían lanzas de puntas grises y muy afiladas, hechas del hierro más fuerte de todo Azkar, el hierro de las montañas del Este era el más fuerte de todos, y gracias a él, los montañeses recibían comercializaciones de cientos de lugares.

Las lanzas los apuntaban desde todas partes, las rocas, las colinas un tanto más arriba, y él estaba seguro que hasta mucho más arriba había lanzas esperando el mínimo movimiento erróneo para caer sobre ellos. Frente a ellos, una enorme pared de escudos de hierro con arabescos y la insignia de la montaña, repletos de puntas en los bordes, y detrás de la pared, soldados protegiendo a su Jefa. La gran montaña la llamaban ellos.

En las laderas de las montañas, y en todos lados de hecho, se veían pequeñas carpas de cuero y tela, con antorchas a los costados y animales la mayoría. También había perforaciones en las montañas, casas dentro de ellas. Y muchos montañeses, miles, calculó.

Nolan le hizo un solo movimiento a Deker para que levantase las manos, el espiral se cerró detrás de ellos un segundo después. Y luego de un silbido agudo, poco a poco, la pared de escudos hizo una abertura. Y por ella apareció una mujer.

Su cuerpo fornido tenía apenas ropa debido al caluroso ambiente que predominaba en las montañas, un pequeño trozo de tela cubriendo la parte superior de su cuerpo y una falda con cintas doradas, junto a una pequeña capa de piel blanca que caía hasta sus pies. Sus pies en unas finas sandalias de cuero, y sus piernas llenas de cintas con plumas y cuchillos. Su cabello castaño, atado en trenzas, con cuerdas de hierro delgadas cayendo a sus costados y el resto del cabello suelto.

Su rostro pálido estaba pintado, desde su frente hasta sus pómulos afilados con pintura negra que la identificaba como la jefa de todos, los labios rojos como la sangre dándole el toque salvaje a todo su rostro, sus orejas redondas repletas de argollas doradas y el tatuaje que cubría todo su brazo derecho hasta llegar a la mitad de su clavícula.

Junto a ella, un hombre fornido, casi tan grande como una pared de piedra, con espadas gemelas y el pecho descubierto, también cubierto de tatuajes. El protector de la gran Jefa, su esposo lo llamarían en otros lugares.

Deker y Nolan bajaron de su caballo pocos segundos después, aun con las manos arriba, y cuando sus pies con botas tocaron el suelo montañés se inclinaron levemente haciendo una reverencia a la jefa del lugar. Un grito se escuchó por parte de todos los hombres que protegían a la Jefa, le avisaban que era seguro.

La mujer caminó con elegancia y una tranquila brutalidad hasta ellos con el hombre siguiéndola detrás, nunca por delante.

—Señora —la saludó Nolan, levantando levemente la cabeza para mirarla fijamente a los ojos.

Los montañeses tenían costumbres algo extrañas, como la de que la jefa tenía que mirar a los ojos a los visitantes y así ver su alma.

—Vuestro Rey dijo que enviaría a unos mensajeros hasta mi puerta.... Me pregunto qué queréis de mi —le dijo con voz fina, elegante, y letal a la vez, su acento extraño predominaba ante el resto de Azkar.

—Tiene razón —habló Deker esta vez —. Nuestro Rey nos envía para firmar una Alianza con su pueblo, tenemos todos los detalles sobre la situación en cuestión.

Los ojos tan celestes que parecían casi blancos los analizaron levantando el mentón y luego de mirar de reojo a su protector y se dio la vuelta para caminar hacia el interior de las montañas.

La Máscara de Hielo (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora