Capítulo 12

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Sólo habían pasado cinco días desde que Craig se hubo marchado de nuestras vidas. ¿Para siempre? No lo sé. Se que me entristeció mucho que se marchara, y se que a Andrew también, estoy segura de que incluso más que a mí. Aunque él se empeñaba en ocultarlo, yo sabía que estaba triste, y que también lo echaba de menos.

Nate seguía siendo... Nate. Reconozco que ya no me fastidiaba tanto como antes, pero aparte de eso nada había cambiado, creo. Bueno, también estaba el hecho de que siempre que estaba demasiado cerca de él, no podía evitar ponerme nerviosa o sonrojarme, o a veces las dos cosas a la vez. Siempre que pasaba eso, lograba ocultarlo muy hábilmente, y creo que nunca se daba cuenta. ¿Por qué? Nate... no me gustaba, de ninguna manera, él no podía gustarme. Él no podía... De acuerdo, ¿a quién pretendía engañar? Me gustaba. No sabía por qué me había empezado a gustar de un momento a otro, estaba claro que él nunca se fijaría en mí. Yo no era "su tipo" él me lo había dicho una vez. Así que era mucho mejor si me olvidaba de él, algo realmente difícil, teniendo en cuenta que lo veía todos los días. Pero ya lo había decidido, no iba a hacerme ilusiones con él, así me ahorraría el sufrimiento. Tenía que quitármelo de la cabeza.


Nate

Me encontraba en la azotea de la Academia, de hecho, no sabía que tuviera una. Explorando un poco, y subiendo escaleras, descubrí una puerta que daba aquí, se puede decir que la encontré de pura chiripa. La puerta estaba entreabierta, así que para mí eso significó algo como un: "Venga, Nate. Pasa."  Y eso hice.

No debería estar aquí arriba, puede que estuviera prohibido o algo de eso. Bueno, eso les enseñará a no dejar la puerta abierta. Tampoco debería estar aquí por la mala experiencia que había tenido con las azoteas en el pasado, o al menos con la de la casa de mi tío. Aquí había mucha más altura, tanta que debería estar cagado de miedo. Sin embargo, me encontraba al borde de la azotea, sentado, con los piernas colgando al borde de ésta.

Necesitaba un sitio tranquilo, y este era el único que había encontrado. Era perfecto, el viento que últimamente se había vuelto un poco más gélido, me ayudaba a pensar mejor. Pensar, necesitaba pensar en muchas cosas. Mi padre me había llamado hoy por la mañana para contarme la "buena noticia" de que él y mi madre estaban oficialmente divorciados, aunque ambos seguían peleándose por mi custodia. Mi padre había intentado volver comprarme, esta vez con un viaje al sitio que yo quisiera. Pero no, no iba a aceptar su regalo. No se lo había contado ni a Andrew, ni a Alyson, no quería darles pena ni nada de eso. Que mis padres se divorciaran había sido lo mejor, pero no era eso lo que más rondaba por mi cabeza. En lo que más pensaba últimamento, o mejor dicho, en quién más pensaba últimamente, era en... Alyson. Pensaba en ella casi siempre, la mayor parte del día, pensaba en ella. Alyson riendo, Alyson enfadada cuando la molestaba, Alyson tartamudeando cuando le preguntaban algo en clase de Lengua y no sabía que responder, Alyson jugando con un mechón de su pelo, Alyson ruborizándose. Alyson, Alyson, y más Alyson.

Me encantaba verla ruborizada, se la veía tan hermo... Espera, Espera. ¡Para el carro! ¿Iba a decir "hermosa"? ¿Desde cuando decía yo esas cursilerías? ¡Maldita sea! ¿Qué me estaba pasando? Alyson no me gustaba, no podía. Ella no era para nada mi tipo, yo las prefería altas y rubias, muy rubias. En cambio Alyson era bajita y morena, yo le sacaba una cabeza. No, definitivamente ella no...

-¿Cómo has encontrado este sitio? -me preguntó una voz muy familiar, y yo me sobresalté y casi pierdo el equilibrio y me caigo.

Ya sabía quién era. Me giré a medias para ver a Andrew de pie justo detrás de mí. Había estado tan concentrado en mis propios pensamientos, que no me había percatado de los suyos.

-Como la última vez que me caí de una azotea no me maté, ¿ahora venías tú a darme un susto para que esta vez si lo hiciera? -pregunté medio bromeando, él puso los ojos en blanco y se sentó a mi lado.

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