4. Adonis Agramon

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CAPÍTULO 4

EIDER.

Allí, ante mis ojos, se encontraba Azael Agramon con un aura imponente y una sonrisa siniestra que me causó escalofríos.

──Nos volvemos a encontrar, Eider──dijo y por un momento su voz sonó demasiado ronca.

Observe hacia todos lados, viendo si alguien podría estar allí acechando.

Y como si aquel sujeto me hubiera leído la mente, soltó:──Estoy solo.

Mis ojos pararon a su sitio nuevamente, aún no estaba del todo confiada de que él me estuviera diciendo la verdad.

Por primera vez, me di el descaro de observar detalladamente a Azael. Podría decirse que era un chico alto, tal vez de un metro ochenta. Su cabello castaño estaba disperso en varias direcciones, este hacía contraste con su piel pálida y ojerosa. Su mentón estaba bien detallado al igual que sus facciones. Sus labios rojizos y carnosos estaban agrietados. Su nariz recta hacia un buen conjunto con sus ojos grises.

Aquellos ojos observaban directo a los míos, sin miedo, sin desconfianza. En sus ojos no pasaba más que la nada. A leguas se podría decir que era difícil de leerlos.

──¿Qué haces aquí?──Mi voz salió casi a pequeños tartamudeos y jadeos.

Este puso sus manos dentro de los bolsillos de sus jeans, optando por una pose relajada.──¿Qué hago aquí?──preguntó, fingiendo estar ofendido.──¿Sabés, Eider? Yo también me pregunto lo mismo. ¿Qué haces aquí?

El sonido de las hojas de los árboles se escuchó como si alguien las estuviera apartando. Rápidamente me giré para observar detrás de mí.

Nada.

Allí no había nada.

──¿Hay algo que estás ocultando, Eider?

Un escalofrío recorrió mi espalda como un pequeño corrientazo al sentir sus labios cerca de mi oreja. Por primera vez pude sentir el olor corporal y el calor de aquel sujeto.

Respire hondo, buscando un poco de aire. Mi nariz pudo detectar una fragancia masculina, esta era fría.

Mi madre solía decir que ese tipo de fragancias le recordaban a cuando ella era pequeña e iba a su colegio...
En ese entonces nevaba, y siempre solía ponerse un perfume frío como aquel clima.

──Dime, Eider...──Mi corazón comenzó a latir descontrolado al sentirlo allí, tan cerca de mi cuello. Su aliento me causó cosquillas en aquel lugar.──¿Qué es lo que ocultas?

Rápidamente me giré, encarando aquellos ojos grises que me observaban de una manera que no pude describir. El calor y el olor que desprendía, se sintió más fuerte al tenerlo allí de cerca.

──¿De qué hablas, Azael?──Mi voz salió débil.

Estaba a centímetros de mí.

¿Acaso los latidos de tu corazón son de temor? Tonta Eider.

──¿Qué haces aquí?──Pregunto, insistente. ──Parece que has visto un fantasma.

Sombrío© ✔ (EDITANDO)Where stories live. Discover now