CAPÍTULO XIII: Confesión.

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—Espera, espera. Vamos por partes. —intervino Amelie. —Primero, ¿Estás seguro de que tiene novio?

—Bueno...hay un chico que siempre la recoge y la lleva a todos lados, que, además, una noche me confesó que está enamorado de ella desde hace mucho.

—Ok... —Amanda lucía muy pensativa, mientras masticaba su cena. —Pero eso no confirma que ellos estén juntos, quizás él ni siquiera se ha atrevido a decirle.

—Buen punto. —comentó Ame. —Ahora dinos... ¿cómo es ella? ¿Te gusta de verdad?

Jack le dedicó una mirada de auxilio a Isaac, quien le devolvió otra en son de compasión, transmitiendo aquel mensaje para el que no hacían falta las palabras:

"Lo siento, ellas ya te atraparon"

—Am...bueno...ella es... —intentó responder.

—¿Es bonita?

El joven meditó un poco en esta pregunta. Winnie, sin duda era muy alegre y aquello siempre había sido un rasgo tan característico de ella, que casi nunca se había tomado el tiempo de analizarla en cuestiones de físico.

Su piel era lisa y pecosa, un tanto pálida pero broceada en las mejillas como producto de sus caminatas al aire libre. Sus ojos, quizás, y en aquel momento en el que se detuvo a recordarlos, eran probablemente los más bellos que había visto, de un verde avellanado y llenos de una profundidad tremenda.

Las facciones de su rostro eran dulces, y aunque era de baja estatura, las proporciones de su cuerpo no estaban para nada mal, claro, que su estilo era holgado al vestir, pero de cierta forma, hacía un buen contraste con su larga cabellera rojiza y rizada.

—Sí, es muy bonita. —respondió al fin, sonriendo un tanto nostálgico, pues él no había sido capaz de notarlo como debía. ¿Es que acaso era ciego? Quizás era idiota. O ambos.

—¿Ella te gusta? —Vaya que Amanda era muy directa cuando hacía sus preguntas.

—Yo...no, no sé.

—¿Cómo que no sabes? —le reprochó la rubia. —Si sientes celos del otro chico, es por algo...

—¿Celoso? Yo no estoy celoso.

—Sí lo estás, tonto. Solo no lo aceptas.

—No lo estoy y no creo que ella me guste. Sólo es culpa por haberlo arruinado todo.

—Pero...

—Ey, ey. Mejor vamos a pasear por la plaza. —intervino Amelie para tranquilizarlos. —Hay una feria con muchos juegos.

—¡Apoyo esa idea! —habló Isaac un tanto emocionado, y se acercó a la caja a pagar la cena, ya que él se había ofrecido a invitar las pizzas.

—Ustedes dos pelean como perro y gato. —les reprochó Amelie.

—Está bien, perdón por intentar hacerte abrir los ojos. —se disculpó Amanda rodeando a Jack con un brazo.

—La típica disculpa del orgulloso. —contestó el joven soltando una leve sonrisa. —La tomo, aunque me ofende.

—Ya, ya. Levanta el trasero y vamos esa feria. Quiero jugar al tiro al blanco con la escopeta.

—Siempre he sido bueno en eso.

—Ya lo veremos.

...

La feria estaba llena de luces y color. Puestos de manualidades, juegos mecánicos y actividades de competencia.

—Hagamos equipos. —propuso Amanda. —Ame e Isaac, y Jack conmigo. El que pierda al tiro al blanco de escopeta, invitará el almuerzo mañana.

—Hecho. —aceptaron todos y pagaron para jugar un turno.

Los primeros fueron Amanda y Jack, quienes después de haber tenido una pequeña discusión por un tiro que perdió la rubia, lograron acercarse a tres líneas del centro del círculo.

Isaac y Amelie, como buen equipo que eran, utilizaron bien sus tres intentos, siendo él quien disparó exactamente al centro, y venció al resto.

—Muy bien, chicos. —Los felicitó el hombre encargado del puesto. —Ustedes han ganado. Escojan un premio.

—Vale, escoge, amor. —le dijo Isaac a Amelie, quien, con una gran sonrisa, eligió un oso de peluche muy bonito, y abrazó a su novio con mucha ternura.

Jack Weston observó a la pareja a la distancia, junto a su rubia amiga y compañera de equipo. Sonrió, debido a la felicidad que ambos disfrutaban, pero no pudo evitar sentirse un tanto triste al notar que él también anhelaba tener lo que sus amigos poseían: alguien a quien amar y cuidar como Isaac lo hacía.

Por alguna razón, a su mente vino la imagen de la única chica a la que imaginaba a su lado de aquella forma tan tierna, y se sorprendió al darse cuenta de lo que eso significaba.

—Amanda...—habló en un tono bajo, llamando la atención de su amiga.

—¿Qué pasó? —le preguntó ella un tanto preocupada, pues Jack tenía el rostro perdido.

—Me gusta ella. —confesó. —Me gusta Winnie Gales




...

Nota de autora:

ahhhhhhhhhhhh jajaaj estoy emocionada.

Señorita Gales © [TERMINADA]Where stories live. Discover now