CAPITULO 1: Un nuevo hogar

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Llegue a Nueva York alrededor de media hora a vivir con mi hermano mayor y os preguntaréis que ¿por qué Blake no fue a recoger a su hermana? La respuesta es sencilla, le quise dar una sorpresa.

Mi hermano mayor, Blake, el se vino a vivir aquí a Nueva York cuando apenas cumplió los dieciocho y quiso ir a independizarse, estudiar en la universidad y conseguir un trabajo como cualquier persona normal olvidando el pasado.

Cuando todo pasó años atrás nuestras vidas se convirtieron en un infierno sin salida. Llegaron las peleas de papá y mamá, nuestra familia se rompió y con eso llegó su divorcio. Blake siempre tuvo que soportar sus peleas por lo que en cuanto pudo mudarse, lo hizo, aunque no del todo... el se dejó una parte de él allí, yo. El siempre lo dijo, "hasta que no estes conmigo, siempre una parte de mi, se quedara aquí, pequeña", entendí a Blake, él quería formar una vida nueva y yo no sé lo pude, ni hubiese querido impedírselo, merecía ser feliz.

Muchos habréis dicho que hubiese sido egoísta de su parte porque solo pensó en el, pero no, al contrario, pensó en los dos, porque él me dijo antes de marcharse "me voy para que el día en el que te mudes conmigo, puedas tener un lugar en donde quedarte y una vida que construir".

Y si, la familia Anderson somos adinerados, lujosos, de buena familia, buenos genes. Pero eso no significa que lo tengamos todo... nos falta una parte de nuestra vidas y siempre nos faltará.

Me encuentro observando por la ventanilla de un taxi mientras está en marcha.

<<Nuevo hogar>> <<nueva vida>> me decía mi subconsciente

Si, nuevo hogar, nueva vida, olvidando el pasado. Llevo dos años anhelando con este momento y por fin se cumplió, me encuentro en Nueva York.

—¿Está feliz señorita? —me pregunta el taxista y recién me doy cuenta de que tengo una sonrisa en mi cara y las lagrimas rodando por mis mejillas

—Si... la verdad es que si —suspiro feliz

—Me alegro aunque es la primera vez que veo a una señorita bonita llorar de felicidad. Mis hijos casi nunca lloran de felicidad, solo mi nieta se ilusiono cuando le regalemos un perrito por su cumpleaños.

—¿Cuantos años tiene su nieta? Disculpa mi discreción —me disculpé

—No se preocupe —le resta importancia —Mi nieta cumplió tres años hace una semana

—Aw, que bonita —le dije con una sonrisa

—¿Y usted tiene hermanos? —preguntó

—Si, tengo... un hermano —respondí

—Seguro que la quiere mucho, eres una chica encantadora por lo que veo, me recuerdas a mucho a alguien que conozco. Me recuerda a una mujer impresionante, fuerte y que muy pocas veces le vi bajar la cabeza ante nadie.

—Gracias... supongo —dije con una pequeña sonrisa

El resto del camino fue en silencio aunque de de vez en cuando me miraba por el retrovisor, era un hombre guapo y bien cuidado para su edad para ser sincera, tenía unos cincuenta años o así.

Le recordaba a alguien, pero ¿a quien? La curiosidad se apoderó de mi pero no quería ser irrespetuosa.

Siento que me llaman, escucho que me dicen "señorita" y me remuevo un poco, entonces poco a poco abro los ojos y me acabo de dar cuenta que me quede dormida.

—Señorita, llegamos a su destino —me dicen, levanto la cabeza y veo la entrada del Upper East Side

—Gracias, ¿cuánto es? —pregunté

OSCURO DESEO Where stories live. Discover now