Era el verano antes de comenzar la escuela, y Aurora estaba preparándose para entrar a su último año en Hogwarts.
Los planes de tranquilidad y soledad cambian cuando su padre decide que el joven Malfoy se quedará mayor parte del verano en la Man...
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Draco no sabía por qué, pero Aurora apenas reconocía su existencia.
Las primeras tres veces, creyó que ella no se había percatado de que estaba ahí, en el mismo lugar que ella.
Pero cuando llegó el día de su clase, miércoles, ella apenas lo miró.
¿Qué? Se preguntaba Draco.
Comenzó a analizar cada encuentro que habían tenido juntos, y qué cosa pudo haber cambiado que la hacía actuar tan... ¿indiferente? ¿enojada?
Pero Aurora sólo lo ignoraba por el hecho de evitar que él terminara las cosas primero.
Sí, ella estaba aterrada.
Prefería que se dejaran de hablar simplemente, en vez de tener que escuchar un gran discurso por su parte diciéndole que no era lo bastante madura para él.
Pero, ¿era inmaduro lo que estaba haciendo?
Pues sí, lo era.
¿Estaba arrepentida? En absoluto.
Así que ella se comenzó a alejar, y Draco no se atrevió a buscarla.
Ella se alejaba porque creyó que Draco lo haría tarde o temprano. Él no la buscaba porque creía que ella necesitaba su espacio, por lo que fuera que estaba así.
Ambos tan idiotas.
[...]
Aurora estaba camino a su sala común, después de una exhaustiva tarde estudiando para DCAO; un ensayo sobre grindylows o algo así, la verdad, ni recordaba.
Su mente no dejaba de vagar hacia esos ojos grises que tanto le hacían sentir. ¿De verdad todo terminó así y ya?
Él ni siquiera la había buscado... Creía que eso probaba lo poco especial que era ella a final de cuentas.
Es chistoso cómo algo que iba tan bien cayó en picada en menos de lo que canta un gallo.
—¿Tan sola? No te había visto por acá —un escalofrío recorrió la espalda de Aurora al escuchar esa voz.
Miedo.
Lo primero que pensó fue en salir corriendo, pero por alguna razón, sus pues quedaron clavados a las baldosas frías del pasillo.
—¿Qué quieres? —preguntó, sin atreverse a levantar su mirada.
Ella escuchó una pequeña risa por parte de Warren.
—Mi mamá te extraña, pregunta por ti siempre, ¿sabes? —dijo, con un tono de nostalgia en su voz, que de alguna manera sólo aumentó las ganas de Aurora de que alguna muralla la tragara y la sacara de ahí.
