Destinado A Olvidarte [Kookv, Omegaverse]

Capítulo Único: No me olvides

 —Que malditos —musitó Jungkook para sí mismo mientras veía a los oficiales resguardar cada esquina en espera de una presa en las calles de Daegu, que cada día eran menos seguras. 

No era de extrañarse que la única forma para la humanidad, en su desesperación por saber qué es lo que provocaba la pérdida de los recuerdos, fuera experimentar con los únicos seres en la cadena que no habían sido afectados por ello: los omegas.

Alfas y betas estaban perdiendo sus memorias, mientras que omegas no, y si ya existía un porcentaje bastante bajo de estos en la población, en la carrera por encontrar una cura al "apocalipsis de la reminiscencia", como lo llamaron los científicos, estos quedaron casi extintos.

Además, los derechos y protección hacia los omegas no estaban definidos, así que era normal que la cacería sucumbiera las calles de Daegu para llevarlos a laboratorios de experimentación.

Y era devastador, porque no había una edad exacta para que esto ocurriera, simplemente llegaba, desde niños hasta adolescentes, y afectaba sobre todo a los más proclives, los ancianos, que habían disminuido notablemente su taza de vida, así que sin excepción alguna, entre alfas y betas, todos iban olvidando uno a uno los recuerdos de su vida.

Partía con pequeños lapsus en situaciones cotidianas y terminaba en no saber ni cuál era tu nombre, ni que hiciste en tu vida. Simplemente, todo desaparecía. 

La mente se iba degenerando sustancialmente. Quizá producto de la propia industrialización de los alimentos, la globalización constante, la masificación, o quién sabe. No había una razón exacta, pero sí que empeoraba el estado crítico del mundo. Solo los más adinerados podían vivir medianamente bien.

Como siempre ha sido.

¿Qué pensar realmente? No estaba claro. Pero si de algo se podía estar seguro era que el temor estaba presente en cada persona de la jerarquía.

Nadie quería perder sus recuerdos.

Y también nadie quería ser olvidado.

Pero para Jeon Jungkook, el temor más grande no era ser olvidado, sino más bien olvidar a la única persona que ha amado infinitamente, a su omega, Kim Taehyung. 

Jungkook, había tenido que implementar medidas exclusivas para mantener oculto a su omega en casa, siempre brindándole las mayores comodidades.

Porque ellos vivían medianamente bien, esto gracias al trabajo que cumplía como guardia en un hospital dedicado a cuidar a omegas con quienes experimentaban, y que inevitablemente quedaban con secuelas.

Jungkook no se adentraba mucho en lo más complicado, solo se paseaba de aquí por allá velando por la seguridad del lugar, y de vez en cuando, conversaba con algún omega que le contaba lo terrible que había vivido.

Él siempre los animaba, nunca sin provocarle un escalofrío, porque claro, él tenía un omega en casa también y no podía imaginarse un segundo a su bebé bajo las manos de científicos, desnudándolo, inyectándole quién sabe qué o dejándolo sin comer por días.

No, jamás se lo permitiría.

Y el escalofrío volvía cuando pensaba una vez más en ello mientras estaba a una cuadra de llegar a su casa. Jungkook acomodó su capucha de color negro, que era el color que más prefería la gente últimamente cuando se veían por las calles.

En el camino, con una diminuta cámara instantánea, tomó fotos del cielo, luego de unas rosas, un perro que encontró y de una mariposa.  

Movió las fotografías hasta llegar a una mediana casa que le había heredado su padre antes de volverse loco por no recordar nada. Se adentró en el lugar no sin antes asegurarse de poner los cinco seguros a la puerta, dejó sus zapatos en la entrada, y en seguida quitó su capucha, quedando en una polera de tela blanca y suave.