xɪɪɪ: "ғᴜᴇɢᴏ ɪɴᴛᴇʀɪᴏʀ"

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—Mierda —Insultó este último, volteando, y notando a Harry observándolo—. Buenos días.

—¿Cómo te sientes? —Fue lo primero que preguntó, enderezando su cuerpo en el sofá individual, intentando no quejarse por su dolor de espalda—. ¿Quieres vomitar?

—No, estoy bien. Es solo... —Suspiró, pasándose las manos por el rostro para intentar apartar los rastros de somnolencia—...tenía que ir temprano con mis padres.

—Oh. ¿Sucedió algo...malo?

Liam se puso de pie, estirando su cuerpo mientras negaba con la cabeza—. Malo es tener que ayudarlos a organizar la kermés.

—¿Habrá kermés? —Harry alzó ambas cejas, sorprendido—. Creí que, luego de lo que sucedió con nuestros compañeros, se cancelaría.

—Nah —El joven giró sobre sus talones, observando al rizado de mala gana ante la situación que comentaba—. A cambio de eso, quieren que el Sacerdote William diga un par de palabras. Hay que organizar una pequeña parte de la iglesia, donde la gente puede dejar oraciones, o lo que deseen. Velas, fotos, no lo sé...lo que se hace en funerales.

—Nunca fui a un funeral —Respondió Harry, negando con la cabeza, sintiéndose algo torpe por no saber ese tipo de cosas.

—Bueno, la kermés es como un funeral, ¿no? Todos con caras largas, bebiendo algo...lo único que no lo hace lucir de esa manera son los juegos —Rio.

En el pequeño pueblo de Holmes Chapel, la Kermés era, además de la Navidad, una de las festividades que decidían celebrar. Por supuesto que lo harían en conjunto con la iglesia. Harry siempre se preguntó por qué, en toda situación del pueblo, incluso si se trataba de un asunto importante, los miembros de la iglesia siempre estaban allí.

Los pocos recuerdos agradables que conservaba de su infancia eran en la Kermés, pero, al comenzar a crecer, notó que, a pesar de disfrutar los juegos, comenzaba a volverse como aquellos adultos que rondaban por el sitio.

Como si no supiesen dónde ir...perdidos en un sitio que conocían de memoria. Buscando ese "algo" que los hiciese sentir bien.

Una vez sola ayudó a su madre, cuando solía tener su puesto de cocina. Era pequeño y, a la hora de entregar tartas a los clientes, estos parecían morir de amor por la dulzura que emanaba.

Ahora, con dieciocho años, experimentaba situaciones donde un extraño lo encontraba en plena caminata a la escuela, o a la tienda, le gritaba "¡El niño adorable de las tartas!" y pellizcaban sus mejillas. Estando Louis presente, aún no se repetía.

¿Cómo reaccionaría si ocurriese?

—¡Déjame dormiiiiiir! —Fionn lo apartó de sus propios pensamientos, quejándose debido a que Liam no dejaba de tirar del vello de su brazo izquierdo—. ¡Que fastidio! ¡Vete a tu casa, molestia humana!

—¿A quién le dices así? Lávate la boca con jabón y, si quieres, te lo puedes meter por el culo, también.

—¡Que te vayas!

Harry se puso de pie, sintiendo los huesos de sus hombros tronar un poco. Fionn abrió sus ojos, observándolo en silencio por unos cortos segundos.

—Tú no te vayas.

El rizado rio—. Me esperan en casa.

—Yo soy tu casa —Le guiñó el ojo, pero otra queja salió de sus labios cuando Liam estampó una almohada contra su rostro—. ¡AH!

—¡No coquetees con él! —El mayor fingió molestia, riendo—. ¿O eres homosexual?

Aquella broma incomodó a Harry, quien tragó saliva, y borró un poco su sonrisa.

Dancing With The Devil | Larry Stylinson. 👹 1 | TERMINADO.Where stories live. Discover now