Capítulo 28: Romances y cachorros

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La cena transcurre entre risas y anécdotas. Piper y Summer se ponen acarameladas por momentos y Reese me lanza miradas discretas, las cuales trato de evitar porque no quiero que nadie se entere. Al menos no ahora. Al terminar, los padres de Reese se quedan en la mesa charlando de un tema que, según papá, no nos incumbe a los más jóvenes, por lo que vamos a la sala en donde Reese acapara toda la atención de mi hermano para hablar sobre los dos siguientes partidos. Luego le preguntaré contra quiénes jugarán. No es posible que su fan número uno no lo sepa.

Piper me comenta que comenzó a leer un libro de romance contemporáneo, el cual, por cierto, lo escogió su novia. No revela casi nada, salvo que trata sobre dos chicas y que jamás en la vida piense en leerlo. Por más que insista por el nombre del libro, no me lo dice.

Cuando ya casi es medianoche, Piper decide irse.

—Le prometí a mamá llegar antes de la medianoche —le comenta a Summer.

—Déjame acompañarte.

—Claro que no. Quédate con tus amigos.

—Iré contigo y es mi veredicto final.

Piper voltea a verme.

—Te acostumbrarás. —Me encojo de hombros, risueña.

Me acerco a Summer para darle un abrazo de despedida.

—Feliz Navidad, rubia.

—Feliz Navidad, Ce.

Deposita un beso en mi frente y luego se aparta para sujetar la mano de Piper.

­­—Las llevaré ­­—se ofrece Reese—. Está nevando y no podrán caminar así.

—No puedo negarme a un paseo gratis.

Piper se ríe y Reese rueda los ojos divertido. Toma su chaqueta y juntos salen de la casa.

Me acerco a la ventana, viendo como Summer sujeta su mano y le abre la puerta del auto, antes de que Reese lo haga.

Son mi pareja favorita, no cabe duda. Se los diría, pero conozco a la rubia y sé que alardearía de ello por meses.

Me doy la vuelta para ir al comedor en donde se encuentran los demás y me asusto al ver a papá y a Kristal actuando sospechosos, como si ocultaran algo.

—¿Qué está pasando? —Tomo asiento frente al mesón.

—Yo también quiero saberlo —comenta Delilah.

—Tengo una sorpresa para ti —anuncia papá.

Frunzo el ceño, mirándolo con curiosidad.

—¿Qué es?

—Kristal se opuso a la idea, pero yo sabía que te haría muy feliz y no pude negarme.

—Tu padre siempre teniendo excelentes ideas —comenta sarcástica.

—Te aseguro que esta vale la pena.

De acuerdo, ahora estoy confundida. Volteo a ver a Asher y él se encoje de hombros, también sin saber cuál es la sorpresa.

—Esto fue una decisión unánime —La mira—, pero no deja de ser una buena idea. Cierra los ojos, Grace —pide.

Lo hago, impaciente por descubrir lo que tanto ocultan.

Escucho como sube de prisa por las escaleras y baja a la misma velocidad, acompañado por el ruido de una campanilla.

—Ya puedes abrir los ojos.

—¡No puede ser! —exclamo sorprendida.

El pequeño Beagel frente a mí ladra inquieto, como si pidiera que lo bajen.

Mi último deseo ©Where stories live. Discover now