—Ah... ¡Hola!

—Adrien Agreste es modelo profesional para la marca de su padre, el famoso diseñador Gabriel Agreste —Le presentó Alya—. Además hace anuncios para la televisión y ha ganado varios campeonatos de esgrima...

—Uno —corrigió él.

—¿Ah? Sí, uno... ¡Bien! La pregunta rápida que los usuarios del blog han elegido para que te haga es... —Hizo una pausa, quizás buscando algo de intriga. Marinette había acabado ya su nota pero se dedicó a ordenar los papeles con disimulo, interesada—. ¿Qué es lo que hace bailar a tu corazón?

—¿Cómo? —murmuró él, perdido.

—Es la pregunta de una de nuestras usuarias —explicó Alya, frunciendo las cejas—. Creo que quiere decir; ¿qué te hace feliz?

—¡Ah! —El chico soltó una risa. Después calló, pensativo. Marinette alzó la vista sobre un ligero taco de hojas de papel y le pareció que el chico dudaba. Movía sus hombros de atrás a adelante y de repente, volvió el rostro sobre su hombro y la miró. Ella dio un respingo y fingió que colocaba los bolígrafos en fila sobre la madera.

¡Se ha dado cuenta de que le estaba mirando! Se lamentó, apretando los labios. Ahora pensará que soy una cotilla.

—¿Adrien?

—¡Ah, sí! —Carraspeó, distraído—. Bueno, lo que hace bailar mi corazón son... las cosas normales, supongo.

>>. Sobre todo pasar tiempo con la gente que me importa; mi padre, mis amigos...

Se hizo un silencio que, sin embargo, parecía hablar. Marinette aguzó su oído, agarrando con fuerza el portalápices de latón que encontró en una esquina de la mesa.

—Los ratos que paso con la chica que amo son los que más hacen bailar mi corazón...

—¡¿Qué?! —Aulló Alya sorprendida por tal revelación. Agarró con fuerza su móvil y entonces, al otro lado, se oyó un golpe—. ¡Marinette, ¿se puede saber qué haces?!

—¿Necesitas ayuda? —le preguntó Adrien, al instante, poniéndose en pie casi de un salto.

Ella asomó la cabeza por encima de la mesa. Se le había resbalado el portalápices y todo su contenido se había desparramado por el suelo.

—¡¿Eh?! ¡Ah, no es nada! —recogió todo rápidamente y se irguió con energía. Se le tambaleó todo en sus manos de nuevo, pero pudo sujetarlo antes de que cayera—. ¡Ya está! —exclamó, soltándolo en la mesa. Se rascó la cabeza, forzando una sonrisa—. ¡Hay qué ver cómo resbalan estas cosas!

—¿Estás bien?

—¡Sí, sí! ¡Estoy muy bien! ¡Sí!

—¡Perfecto! —Alya saltó en su asiento y volvió a concentrar su atención en el chico—. ¡Sigamos!

>>. Adrien... acabas de mencionar a una chica que hace bailar tu corazón...

—Esto... bueno, yo...

—¿Estás afirmando, en exclusiva para el ladyblog, que tienes novia?

Otro golpe retumbó en el cuarto. Los dos se volvieron hacia el escritorio y se encontraron a Marinette haciendo una mueca de dolor mientras se frotaba la pantorrilla.

—Marinette... —Adrien volvió a levantarse, dispuesto a ir hacia ella, pero la chica alzó las manos.

—¡Estoy bien! —exclamó al instante— Estoy... —Suspiró, incorporándose con un rictus de sufrimiento dominando su expresión—; voy un momento a... —Pero echó a andar y salió del aula antes de que se le ocurriera cómo terminar esa frase.

Maullidos a la Luz de la Luna (Reto Marichat May 2021)Where stories live. Discover now