Los segundos se transformaron enseguida en un silencio incómodo, cuando las dos personas más sociables se marcharon de la mesa.

—La comida que hacen aquí es muy buena.

Para su sorpresa, fue Donovan quien inició la charla. A diferencia de él, los hombros del muchacho estaban relajados y comía sin ninguna distracción, dándole un aire de familiaridad que relajó un poco a James.

—Vincent me escondió este lugar, pero creo que voy a venir aquí más seguido —comentó, levantando un poco la vista, para encontrarse con el rostro distraído de Donovan, que miraba su platillo como si fuera alguna cosa extraña.

—Yo no suelo cenar fuera —explicó—. Pero de vez en cuando salgo y me toca comprar comida, así que anoto los restaurantes que me gustan y creo que este se va a la lista —Una pequeña sonrisa se formó en sus labios al hablar, la voz de Donovan sonaba muy profunda y tranquila, era el tipo de tono perfecto para una cinta de ASRM, o para una Hot line.

James desvió la vista de inmediato, concentrándose en la comida mientras trataba de pensar en alguna cosa aburrida que lo distrajera de sus propios pensamientos. La última comió en la misma mesa que el chico estaban en una situación muy diferente, así que no había tenido ni tiempo ni ganas de mirarlo demasiado.

—A mí tampoco me gusta comer fuera, es como que, no sé, no me acostumbro a la sazón de otras personas, hay muy pocos lugares con buena comida y la mayoría de los que me gustan preparan cosas que yo no sé cocinar —explicó, encogiéndose de hombros mientras se concentraba en partir una albóndiga.

No era una tarea muy difícil, pero lo distraía de lo obvio y esto era el hecho de que Donovan llamaba muchísimo su atención.

—Cierto, a mí me gusta ir a hamburgueserías, es que prepararlas es muy trabajoso.

El comentario fue bastante casual, pero a James se le resbaló el tenedor, consiguiendo que el plato de loza rechinara por la fricción. Donovan levantó la vista, mirándolo con la expresión en blanco y James se apresuró a desviar la conversación.

—A mí me gustan los postres, antes tenía por hobbie dar vueltas por la ciudad y pasarme por los nuevos cafés que se iban abriendo, pero luego dejé de hacerlo porque era demasiado seguido y la mayoría cerraba rápido —una sonrisa nerviosa se le escapó mientras recordaba sus peripecias en la ciudad. Él también dejó de hacerlo porque había comenzado a cuidar más de su cuerpo y el dulce lo ponía a dormir en el camino de vuelta a casa.

Eso no era bueno.

—¿Te gustan los postres? Yo soy muy poco para lo dulce, pero me gusta el pastel de manzana y el pastel de helado, me como uno de vez en cuando en una tienda del centro en específico porque las pastelerías normales hacen postres muy empalagosos —explicó, recargando el rostro en la mano derecha, mientras le dedicaba toda su atención.

James se maldijo por dentro, lo que menos necesitaba en ese instante era la mirada del chico sobre él. Trató de suspirar de manera que no se notara.

—Cierto —convino—. A mí me gustan los postres, pero no suelo comerlos seguido desde hace un tiempo, porque soy muy exagerado y como de más —él resopló un poco, recordando su gusto por el pastel—. A mí no me importa si está muy dulce o lo que sea, puedo comer cualquier cosa que sea medianamente decente si se trata de pastel —explicó, sintiéndose un poco avergonzado.

Donovan se río. James pensó que de seguro así se reían los chicos de las Hot line, o al menos eso imaginaba, nunca había llamado a ninguna y no estaba seguro de que las Hot line contrataran hombres.

Apretó los labios. Ya estaba desvariando.

—Ya, entonces ¿Comes dulces indiscriminadamente? —preguntó, pareciendo bastante divertido.

James se quedó pensativo un momento y luego asintió con la cabeza

—Pues sí, podría decirse que sí —luego sonrió—. Por supuesto que agradezco un buen postre, lo disfruto mucho —agregó, encogiéndose de hombros.

—Ya veo —Donovan asintió—. ¿Has ido a Pink & Drink? Los postres son excelentes, es donde compro el pastel de manzana, seguro que te gusta —explicó, pareciendo muy convencido de sus palabras.

James se sintió un poco cohibido por la sugerencia, porque se sentía como si le estuviera diciendo: Ya que tienes un pésimo gusto, deja que te enseñe.

Aunque tal vez también era su imaginación, él tendía a ser un poco paranoico y leer cosas entre líneas que podían no ser necesariamente ciertas.

—No conozco ese lugar —exclamó, tratando de parecer animado por el asunto—. Pero si me dices donde es, voy a ir corriendo para comprobarlo.

Donovan abrió la boca para hablar, pero después apretó los labios y se quedó en silencio, pensativo.

—¿Por qué no mejor te llevo? Me aseguraré de que pruebes lo mejor de la carta —comentó, mirándolo con un par de ojos que brillaban con diversión. Su comentario sonó bastante casual y lejano, como si estuviera hablando del clima, pero de todas formas consiguió que casi se atorara con lo que estaba comiendo.

James levantó la vista con la expresión en blanco, no parecía estar captando del todo la proposición, así que soltó una simple y hueca palabra que expresaba por completo sus sentimientos.

—¿Eh?

¡Hola a todos! Hace un par de días que no actualizo y eso es porque estoy teniendo mucho trabajo, así que, aunque tengo un poco de tiempo en las noches, lo utilizo para descansar

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¡Hola a todos! Hace un par de días que no actualizo y eso es porque estoy teniendo mucho trabajo, así que, aunque tengo un poco de tiempo en las noches, lo utilizo para descansar. Sin embargo, ya que prometí que esta historia se actualizaría seguido, voy a aprovechar mis días libres para subir tres o cuatro capítulos hasta llegar al final. ¡Espero que estén disfrutando la lectura!

El destino de las estrellasWhere stories live. Discover now