CAPÍTULO IV: "Ingenuidad y prejuicio"

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Sin embargo, una noche lluviosa y fría, mientras que el joven manejaba de regreso a casa después de un día lleno de trabajo, una Winnie friolenta caminando en la acera derecha, aferrada a la calidez que le ofrecía su gran abrigo rojo, creó en él aquel sentimiento de culpa.

Podría pasar de largo y dejar que ella llegase por su cuenta a donde tuviera planeado ir, pero la culpa que sentiría después de aquello no lo dejaría tranquilo, así que, sin más, se detuvo a su lado y la invitó a subir al auto. Quizás, aquella sería su oportunidad de ser sincero con ella.

—¡Jack, qué alegría verte! — saludó ella tomando asiento de copiloto. —Gracias por ayudarme, afuera hace demasiado frío y con la lluvia que se está soltando, de seguro hubiera pescado un resfriado.

—No hay de qué. —respondió Jack, tratando de no hablar más de la cuenta. No quería que Winnie se emocionara demasiado.

—Estoy de camino a casa, por si preguntas. Vengo de pasar el rato con unos amigos. —añadió Winnie, a lo que Jack respondió con un asentimiento de cabeza.

La pelirroja analizó el interior de auto con una sonrisa, sintiéndose mucho más cómoda con la calidez que éste le ofrecía. Su mirada reparó en un objeto que yacía sobre el tablero del auto.

—¿Ese es un Funko Pop de Harry Potter? —preguntó emocionada. —¡No puede ser! —exclamó tomando el objeto entre sus manos. —¡Es el patronus de Harry! ¿Cómo lo conseguiste? Es muy difícil hallarlo.

Jack observó la escena con horror, y liberando una de sus manos del timón, le quitó el Funko de las manos.

—No lo toques, Winnie. —respondió soltando un suspiro pesado en señal de la frustración. Sin duda, terminaría llorando si aquel artículo se echaba a perder.

—Perdón, perdón. —se disculpó ella un tanto avergonzada. —Es que soy muy fan de la saga.

—Eh... yo también lo soy. —comentó Jack colocando el Funko pop de nuevo en su lugar. —Conseguí este en una subasta virtual. Sí, son difíciles de hallar.

—¡Tenemos tantas cosas en común!

Jack enmudeció después de escuchar aquello; no podía estar más en desacuerdo, pero optó por no comentar al respecto.

—¿De qué casa eres? —preguntó Winnie con emoción, acomodándose el gorro de lana que traía puesto. —Adivina cuál es mi casa ¡Sí, soy Hufflepuff!

"No hay duda de eso" pensó Jack en silencio. Ella era muy amable, aunque a veces abusaba de eso.

—Yo soy Ravenclaw. —contestó él después de unos segundos.

—Eso explica tu aura tan reflexiva, aunque las águilas pueden ser muy competitivos, a veces, hasta el punto de ser muy presumidos.

—Eso me suena a una ofensa. —se quejó Jack. —Yo no he hablado de la ingenuidad de los hurones.

—¿Es acaso malo ser ingenuo?

—Sí, cuando no eres capaz de captar la verdad que está en tus narices.

Quizás había llegado el momento de decirle la verdad; era su oportunidad, más no quería ser muy duro con ella.

—Winnie... yo...

—Luna Lovegood fue una Ravenclaw un poco ingenua. — interrumpió la joven. — Digna de pertenecer a la casa amarilla, más su curiosidad por lo desconocido y la habilidad de comprender cosas ocultas que la gente creía como locuras, le otorgaron el puesto en la casa de la inteligencia. Opino que la ingenuidad, si es que es esa la palabra correcta, no es tan mala como crees; quizás se trate de aquella confianza desmedida, que nos impulsa a conocer aquello que muchos no se atreverían.

Jack, en todo el tiempo en el que había conocido a Winnie, jamás se imaginó que algo tan cierto podría salir de su boca. Él había hecho muy mal al prejuzgarla; sí, quizás era muy explosiva y llena de energía, pero el que hablara de más no era precisamente un problema; no cuando de aquella libertad se desprendían aquellos pensamientos cargados de certeza.

Ella merecía saber la verdad, merecía saber cómo se sentía él, y Jack no dejaría ella que se encerrara en una mentira.

—Winnie. —Habló después de un rato, cuando se estacionó a las afueras de su casa. —El viaje de regreso a casa ha sido muy bueno, y me gustaría confesarte algo que mereces saber.

"¿Qué será?", se preguntó Winnie a sí misma, y sonrió por unos instantes; quizás él se atrevería a dar el siguiente paso.

—No me siento cómodo con los muchos aperitivos que me regalas; son geniales, pero no quisiera que las cosas se malinterpretaran. —soltó, y notó cómo lentamente, las mejillas de la joven se enrojecían.

—Descuida. —respondió ella intentando esbozar una sonrisa. —Gracias por decírmelo, Jack. Valoro mucho que seas sincero conmigo. —añadió, y bajó del auto rápidamente.

Jack no dijo nada; guardó silencio aferrado al timón de su auto y la observó ingresar a casa un tanto entristecida.

—Eres genial, Winnie. —susurró después de un rato, aún dentro del auto, sabiendo que ella jamás podría escucharlo.

Había hecho lo correcto; y sabía que las cosas mejorarían para ambos después de eso, aunque aquella mejoría sería muy diferente a cómo él tenía esperado. La señorita Gales no era alguien que se iría de su vida con facilidad, y Jack Weston, el joven de castaños rulos, ni siquiera se lo veía venir.

....

Nota de autora:

¿Listos para conocer más a los Gales?

Ah, y les dejo a Jack en su nuevo carro jaja (multimedia)

Señorita Gales © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora