»Ares le declaró la guerra, que raro, mientras mi madre solo me cuidaba y me decía que todo estaría bien. Con el paso del tiempo comencé a deformarme, de mi cabeza salieron tres serpientes, mis ojos se hicieron grandes y mis pupilas desaparecieron por completo, mi piel se hizo verdosa, mi lengua se alargó. Mis manos se convirtieron en feas y largas garras, era horrible.

»Así que huí de casa a los cinco años y me escondí en el bosque de Eladoria —Dejó caer una lagrima —No quería que nadie más se asustara al verme, apenas entre en él y me sentí en paz, no tarde mucho en encontrar una cueva.

»Había un lago cerca, salía todas las mañanas, cazaba hasta mediodía, recogía agua y volvía a la cueva. Así fue mi vida hasta que después de unos cuantos años decidí salir de noche, tenía insomnio, y a diferencia de las otras noches, en esta pude ver las luces que venían del lago.

»Cuando llegué vi a unas hermosas ninfas bailando sobre el agua, eran hermosas, me recordaron a lo que había perdido. —Continuó contando mientras se limpiaba las mejillas por décima vez— Al verme ellas no se asustaron, en cambio se acercaron a mí y me agradecieron.

—¿Porque? —Preguntó Tarquín, hablando por primera vez desde que eros comenzó a relatar, pues sentía que si lo interrumpió no volvería a abrirse.

Eros se levantó.

—Porque ellas eran la respuesta a la duda que me acechaba cada noche: ¿Que había hecho Atenea con mi belleza? La belleza es algo que no puedes destruir, así que a cambio de un favor, Atenea les regalo mi belleza a las ninfas del lago.

—¿Cuál era el favor? —Preguntó Tarquín, sentándose al borde de la cama igual que Eros.

—Ocultarse de mí, pues Atenea sabía que yo reconocería la belleza que albergaba en ellas. —Las lágrimas habían cesado y en su lugar se asomaba una sonrisa. —Mi belleza.

—¿Y cómo recuperaste tu belleza?

Eros se removió, mientras sus alas aparecían.

—Las ninfas no podían devolvérmela, pero se quedaron conmigo durante diez años y un día —Su sonrisa desapareció y las lágrimas comenzaron a caer de nuevo —Una mañana desaparecieron, no dejaron rastro alguno. Estaba solo de nuevo. —Paso saliva—. Entonces volví a mi vida de antes, salir solo al alba y volver a la cueva al mediodía, así fue hasta que poco tiempo después una mujer pelirroja de ojos grises, Sara, apareció frente a mí y me devolvió mi belleza, cuando le pregunté por las ninfas, me aseguro que las volvería a ver, pero no me dijo cuándo o dónde. Aún sigo preguntándome adónde fueron.

—¿Estás diciéndome que ya conocías a Sara?

—Sara ha estado conmigo desde mi nacimiento, han pasado miles y miles de años y aún no he vuelto a ver a esas hermosas ninfas, aunque aún albergo esperanza de volver a verlas.

—Espera ¿Tienes miles de años?

—Sí ¿Te sorprende?

—No tanto como tu desempeño.

—¿En serio? —Preguntó mientras volvía a besar a Tarquín.

El sensor se activó y la puerta se deslizó.

—¿Tarquín? ¿Eros? —Preguntó Marcus confundido —¿Dónde está Martha?

Marcus los regañaba por no haber cuidado a Martha; ni siquiera se había salido del cuarto mientras se vestían apresuradamente.

—Ahora, quiero que me digan, ¿Dónde carajo está mi hermana? —Gritó Marcus desesperado

—Eso es una excelente pregunta —Comenzó a decir Eros, comenzando a desaparecer, no sin antes decirle a Tarquín —Te dejo al hermano gruñón a ti.

GUARDIANES | LA OSCURIDAD: FASE 1, PLUTONजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें