CAPÍTULO II: "Tú puedes, Jack"

Start from the beginning
                                    

La puerta se abrió de manera lenta, revelando a un lindo chico de rulos castaños del otro lado. Él la observó por unos segundos, con sus ojos cansados. Winnie casi podía jurar que lucía algo asustado, aunque aquello solo lo hacía parecer más atractivo.

—¡Hola!, Soy Winnie Gales, tu nueva vecina. —saludó la pelirroja, entregándole el pie con una notoria sonrisa. Jack pudo notar que sus mejillas, llenas de pecas, se habían enrojecido ligeramente.

Intentó sonreír un tanto nervioso, y asintió en agradecimiento.

—¡Vaya! Eres de pocas palabras. —comentó Winnie sonriendo. —Yo soy todo lo contrario; presiento que nos llevaremos bien. Si necesitas ayuda con algo, puedes buscarme, vivo al frente y conozco casi toda la ciudad. Wibston es un lugar muy bonito; sus parques son muy limpios, aunque el otro día encontré una ardilla muerta debajo de un árbol, pero bueno, es una excepción.

Jack asentía en silencio. Quería hablar, pero no sabía precisamente qué decir. Era grosero de su parte no decir nada, pero presentía que, si emitía palabra alguna, terminaría lamentándose luego. Winnie parecía ser de las chicas que jamás se callaba.

—Muchas gracias por el pie, Winnie. —intervino Fred, asomándose por la puerta. —Nos vemos luego.

—Per... —trató de decir la joven, pero no tuvo chance; el moreno le había cerrado la puerta en la cara.

—Luego me lo agradeces. —le dijo a Jack, e ingresaron nuevamente al comedor con el pie entre las manos.

—¿Siempre es así de explosiva? —preguntó el joven un tanto extrañado. Sin duda, la primera impresión que se había llevado de aquella bajita chica era muy irritante.

—No tienes idea. —respondió Pedro, comiendo un poco del espagueti que había preparado Jack, que, por cierto, le había quedado exquisito.

...

Para el lunes en la mañana, Jack Weston se encontraba finalmente en su nuevo trabajo. Había sido presentado ante todos como el nuevo jefe de edición literaria, para luego, ser ubicado en la que sería su nueva oficina.

La editorial no era muy diferente a la que había en Hopmond, aunque admitía que era mucho más pequeña que ésta. Llena de elegancia y de mucha modernidad.

El equipo de editores literarios era muy reducido, siendo exactamente siete, dentro de los cuales, se encontraba Fred.

Jack le dio ciertas indicaciones a su equipo, y comenzó con algunas tareas que consideró importantes. Se sentía muy animado; quería hacer bien su trabajo y demostrar que tenía todo lo necesario para ser un buen líder.

Para la hora del almuerzo, Fred pasó por su oficina a buscarlo, proponiendo que bajaran juntos a la cafetería del edificio. Se acomodó el cabello —recién cortado —y se despojó del saco que traía puesto, depositándolo en un pequeño sillón de su oficina. El sol el Wibston era mucho más cálido que en Hopmond, algo que agradeció dentro suyo, ya que usar saco no era algo que le gustara demasiado.

Descendieron hasta el comedor de la editorial encontrándose con Pedro en el camino. Jack pudo notar que él era mucho más extrovertido que Fred, lo cual, supuso, tenía que ver con su crianza al estilo de Norteamérica.

Ingresaron al gran comedor y tomaron sus bandejas para llenarlas de comida. En la fila, mientras hablaban sobre temas aleatorios, una joven de cabello rubio se acercó a ellos con una sonrisa en el rostro.

—Hola, chicos. —saludó la joven. Era delgada y de facciones muy bonitas; por alguna razón, su mirada azul logró poner nervioso a Jack.

—Hola Nina. —saludaron los chicos de manera amable. —¿Ya conoces a Jack? Es el nuevo jefe de editores literarios.

—Justo a eso venía. —respondió ella. —Es un gusto, Jack.

—E-el gusto es mío. —habló el joven, tratando de mantenerse sereno.

—Nos vemos luego, adiós, chicos. —se despidió Nina, y se alejó de ellos con una sonrisa.

—¿Es lo que creo que es? —preguntó Pedro observando a Jack con asombro. —¡La chica más hermosa de toda la editorial te acaba de echar el ojo!

Jack enmudeció en su sitio, un tanto sonrojado por la suposición de su amigo. No podía negar que Nina era hermosa; lucía una figura espectacular y le había resultado muy agradable, sin embargo, no quería sacar conclusiones apresuradas.

—No creo. —respondió tomando su bandeja de comida. —Se le llama ser amable, por si no sabías.

—¿La forma en la que te miró también es ser amable? —Fred lo observó con una mirada burlona.

—No quiero novias por el momento, chicos.

—Bueno, si tú no le haces caso, lo haré yo, advierto. —comentó Pedro. Su comentario había sido suficiente para hacer reír al resto.

Sin duda, este par eran los amigos que Jack había deseado conocer en su nuevo hogar.

...

—¿Y bueno? ¡Cuéntanos que tal está todo por allá!

Tal y como habían prometido sus amigas, Amelie y Amanda, lo llamarían con frecuencia para preguntarle cómo le iba.

Jack sonrío a través de la pantalla de la computadora. Se encontraba en una videollamada con ambas chicas.

—Bueno, es genial. Mis compañeros de casa son muy agradables, y en el trabajo todo marcha muy bien. La primera semana me costó un poco adaptarme, pero ya le estoy agarrando la onda.

—¿Y las chicas cómo son? ¿Son lindas?

—¡Amanda! —le reprochó Amelie, provocando que Jack riera. —¿No ves que se acaba de mudar? Una novia no es algo que necesite ahora.

—¡Claro! Cómo tu ya te vas a casar. —respondió Amanda acomodando un mechón de su rubio cabello. —Nosotros, los solteros de veinticinco años, sí queremos novios. ¿No ves que nos hacemos cada vez más viejos?

Jack negó con la cabeza mientras se aguantaba la risa.

—Felicidades por tu compromiso, Ame. —logró decir. —Espero ser tío pronto.

—¡Jack! —Amelie había enrojecido, sin embargo, sonreía muy emocionada.

—Mándale mis saludos a Isaac, y dile que le escribiré por si necesito ayuda con algo por aquí. Él tiene mucha más experiencia siendo jefe.

Por más que el joven trató de escuchar las palabras de sus amigas, no pudo hacerlo con facilidad. Winnie Gales se había puesto a tocar el saxo de nuevo.

—¡¿Qué es esa bulla?! —escuchó preguntar a Amanda.

—Las llamaré luego, chicas. —contestó Jack, y cortó la llamada rápidamente.

Descendió escaleras abajo, un tanto fastidiado por la repetitiva melodía que presenciaban sus oídos, y lamentó el hecho de que sus amigos no se encontraran en casa.

¿Cómo le diría a Winnie que se calle sin la ayuda de sus amigos? Él no era alguien muy bueno para reclamar, sin embargo, y al ser las ocho de la noche, lo menos que quería después de un cansado día de trabajo, era escuchar la bulla que hacían sus vecinos.

"Tú puedes, Jack" se animó a sí mismo, y cruzó la calle con mucha confianza.

...

Nota de autora:
Nos vemos pronto ✨❤️
Esta es una historia mas sencilla en cuestión de trama, y mas graciosa jeje

Nota de autora:Nos vemos pronto ✨❤️Esta es una historia mas sencilla en cuestión de trama, y mas graciosa jeje

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Señorita Gales © [TERMINADA]Where stories live. Discover now