Capitulo 1

7 0 0
                                    

"Intentaba contenerme, pero el ardor en mi garganta, las lágrimas que se escapaban de mis ojos y esa necesidad de gritar no me lo permitían. Sabía que estaba corriendo hacia el continente mundano sobre el mar que lo separaba de la isla. No obstante, mi vista estaba tan nublada, que no lograba ver la distancia que me separaba de Tierra firme.

El dolor del rechazo recibido por quienes amas podía llegar a sentirse como mil dagas perforando tu corazón. Sentía la oscuridad surgiendo dentro de mí. Abrazándome. Consolándome. Dándome el cobijo que había perdido. No entendía, pero en esos momentos tampoco quería entender lo sucedido.

El lado oscuro de la luna se hizo presente en mi corazón, ocultándolo en la fría noche en la que se había convertido mi cuerpo."

PRIMERA PARTE

EL TORNEO DEL CIELO

1

Algunos puntos de colores aparecieron entre las tinieblas, haciéndome titubear ¿Qué eran esas luces? Estaba somnolienta, por lo que debía estar durmiendo. Mi cabeza empezó a dar vueltas hasta entender que ya era de día. Abrí abruptamente los ojos, adaptándome a la luz, e intentando ubicarme.

Un joven castaño yacía a mi lado en una mullida cama. Mi diversión de aquella noche. Si no me equivocaba se trataba de la estrella Hadar, pero la hora me importó más. A juzgar por la posición del sol deberían ser más de las 11. Iba a llegar tarde a entrenar. Ya me imaginaba a Kenneth regañándome.

Me preparé rápidamente. Cabello suelto con dos pequeños rodetes, botas negras, vestido blanco, capa color durazno para cubrirme del frío que traía consigo el invierno. Decidí salir por una ventana, no era como si fuese de mi interés cruzarme con sus padres o quien fuera. Tampoco era como si tuviera una reputación que cubrir. Era simple vagancia de tener que saludar o dar explicaciones a algo sencillo.

Abrí apenas para permitirme salir, era delgada así que no sería demasiado problema. Me impulsé atravesando el marco. Caí del segundo piso al césped del bosque, usando las plantas de mis pies de forma que absorbieran el impacto.

Cada casa del pueblo rodeaba un árbol, utilizando el tronco como soporte, aunque tenía un significado más allá de eso. Uno que los de la época infame no comprenderían. Corrí apresuradamente, esquivando a las personas que permanecían en el pueblo, probablemente profesionales y veteranos. Logré llegar antes de lo que pensaba a la pradera que precedía al lago Uiara, hogar de la ninfa del mismo nombre. No andaba de ánimo para tratar con ella, así que fui bordeando la costa para llegar al templo que se alzaba imponente en esa zona. 

La flor de Loto de cuarzo gigante, era el templo al que pertenecía, el templo de la Luna. La gran puerta en forma de arco de roble me daba la bienvenida, una mujer entre cana me miraba entretenida.

—¿Otra vez tarde Ofiuco? —me preguntó una de las guardianas del templo, Ceti de la constelación de la Ballena. —A este paso Kenneth no te debería tener tanta paciencia.

—Puedo llegar a ser muy persuasiva.

Me apresuré cruzando el umbral, debía llegar al campo de entrenamiento en el patio trasero.

Pasillo, tras pasillo, los cuadros de antiguos magos celestiales me observaban estáticos. «Haré lo que ninguno de ustedes pudo» me repetía una y otra vez. Llegué a mi destino con una sonrisa, era mi truco secreto para que Kenneth no me dijese nada. Un grupo de jóvenes formaba una fila mientras un tipo de cabello morocho y ojos penetrantes azules los observaba. Desde pequeña me hacía ilusión que mi padre me diera clases, aquel al que más admiraba.

Caminé de puntitas, si bien sabía que ya había notado mi retraso. Me posicioné al final de la fila, allí mis dos amigos más cercanos aguardaban por mí.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 09, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Elentari Luna LlenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora