La vida

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La preparatoria es una etapa muy buena, eres una persona más madura, tienes amigos nuevos, pero no a todos se les puede llamar amigos, tenemos que saber muy bien en quién confiar y en quién no.

La vida no se mide ganando puntos como en un juego.                                                                                  Ni se mide por el número de amigos que tenga, ni por cómo lo aceptan los otros. No se mide por sus salidas de fines de semana o porque se quede solo en casa. No se mide por con quienes sale o con quienes salía, ni aún por si no ha salido nunca con nadie.

No se mide por la fama de su familia ni por el dinero o bienes que posea. Ni por la marca del auto que maneja, ni por la escuela a la que asistió. No se mide por lo feo o guapo que sea, ni por la marca de ropa que usa o el tipo de música que prefiere; ni importa si su cabello es rubio o negro o si su tez es blanca o morena. No se mide por lo inteligente que sea, ni por los resultados que dicen los exámenes que obtenga. No se mide por las organizaciones sociales a las que pertenezca, ni por qué tan bueno sea en el deporte que practica. ¡La vida simplemente no es eso!

La vida se mide: Según el amor que dé o el daño que haga. Según la felicidad o la tristeza que proporciona a otros. Por los compromisos que cumple o las confianzas que traiciona.

Se trata de los juicios que hace, de por qué los formula y a quién y con qué intención los comenta. Se trata de -que ya sea consciente o no- a quien le hace caso o a quien ignora.

Se trata del odio que puede llevar adentro, de cómo lo borra o como lo riega y lo cultiva. Pero la mayor parte se trata de si usa su vida para tocar y amar o envenenar el corazón de otros.

Vivir supone un reto para quien se decide a tomar las riendas de su destino, para el que asume que más allá de las circunstancias... existe algo que sólo a él le pertenece.

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