Pero ahora, una pequeña arruga de preocupación ocupaba su entrecejo mientras miraba a Sofía. Cambio su atención a Caleb, solo entonces dándose cuenta de que ambos estaban cerca el uno del otro, solo con Sofía entre ambos.

—Está bien. —murmuró. —Está bien.

A Caleb le costó entender que no le estaba hablando a él. Eran palabras para ella.

Respiró hondo, como si intentara armarse de valor.

Y con cuidado se la entregó.

Caleb se puso en tensión e imitó con torpeza la pose de Scarlette, atrayendo a Sofía hacia su pecho y acunándola contra él.

Estaba tan tibia. Tan pequeña.

Sofia volvió a arrugar el rostro y balbuceo.

Su hija en sus brazos. El tenía a su hija en sus brazos.

Sonrió ante esa idea, tan extraña e irreal. No sentía el suelo ni el ruido a su alrededor. Solo podía ver hacia Sofía, sintiendo que el mundo comenzaba y terminaba con ella.

La dicha que lo embargó no se pudo a comparar a nada previo. Ni siquiera si él hubiera podido recoger la luz de las estrellas en una lampara. Ese momento, ese instante en que los ojos de Sofía lo enfocaron supo que lo guardaría incluso cuando no pudiera recordar nada de ese mundo.

—Hola. —saludó, con una pequeña sonrisa.

Y fue como si hubiera cometido el peor error de su vida.

Sofía comenzó a sollozar, abriendo su boquita y gritando. Comenzó a agitar sus brazos con ímpetu. Antes de que Caleb pudiera reaccionar, Scarlette dio un paso adelante y sacudió una pequeña oveja de peluche frente al rostro de Sofía.

—Sofi, Sofi. —canturreó con calma. —Mi pequeña guerrera, todo está bien. No la sueltes Caleb, si cambia de brazos ahora va a llorar con más fuerza. Esta probándote solamente.

— ¿probándome? —inquirió Caleb.

—Dejará de llorar en un momento. Estoy aquí y ella está bien. —susurró Scarlette, besando con cuidado la cabeza de Sofí que había aceptado a regañadientes la ovejita como ofrenda. —Mi dulce llamita, por favor.

Sofi tomo aire a bocanadas, como si estuviera exhausta, pero los sollozos comenzaron a disminuir lentamente hasta que terminaron en apenas murmullos inconexos. No dejo de hacer pucheros y gorgojeo y agitó la ovejita hacia Caleb y luego hacia Scarlette.

Scarlette suspiró.

—Quiere irse. No le gustó el restaurant.

Caleb arqueó sus cejas.

— ¿Has desarrollado telepatía?

Scarlette rodó los ojos.

—Sofi tiene más de treinta llantos distintos. Si me hubiera arrojado la ovejita, probablemente significaba que tenía hambre. Si hubiera seguido llorando, entonces hubiera querido que la tomara en brazos.

—No olvidemos el llanto en que escupe y babea. —masculló Poppet. —Es una pequeña tirana como su madre.

Scarlette sonrió ampliamente.

—Es verdad. —admitió.

Caleb sonrió por inercia porque no lo dudaba en absoluto. Bajo los ojos a Sofia, quien todavía lo miraba ceñuda con un puchero.

Y volvió a gorjear. Tal vez se lo imaginó, pero parecía como una orden.

Scarlette acercó un pañuelo de algodón a la barbilla de Sofia y secó la saliva con pequeños toques.

Redención (Inazuma Eleven-Axel Blaze)Where stories live. Discover now