Capítulo 13: La venida de Andrés

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Suelto rápidamente la mano de Dainan, para levantar un poco mi cuerpo del asiento, y estirar hacia abajo mi polera, tratando de tapar aquella mancha

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Suelto rápidamente la mano de Dainan, para levantar un poco mi cuerpo del asiento, y estirar hacia abajo mi polera, tratando de tapar aquella mancha. Aunque no tardo en abrumarme al pensar que quizás ensucié el asiento. Exhalo frustrada, arrepintiéndome de haber aceptado venir con él y sobre todo en su carro.

¿Cómo no recordé que tenía que venirme la regla?

¿Por qué me vino con dolores?

¿Por qué me pasa esto a mí?

Quiero llorar.

Voy a llorar.

—¿Por qué sueltas mi mano? —preguntó Dainan—Estás cálida.

Estaciona la camioneta en la acera de su casa. Podemos ver que, en la puerta, está su hermana con un chico conversando confidencialmente de cerca. Ella le sonríe, acariciándole las mejillas, y a simple vista podemos afirmar que hay cierta atracción entre ambos. Esas demostraciones de afecto, dicen muchas cosas. Quizás son novios.

—Tus manos están muy frías, por eso solté tu mano—meto un mechón de cabello atrás de mi oreja, completamente nerviosa.

—Por eso mismo, quería que me calentaras. —abro los ojos y lo veo—Que calentaras mi mano, no pienses mal.

—No soy Bella, ni tampoco Hans—aprieto los labios, conteniendo mi risa.

Fijo mi mirada al frente, observando la calle, también los árboles, incluyendo los pajaritos que vuelan por el cielo. Quiero aparentar estar bien, y así ocultar la vergüenza que a toda costa desea gobernarme. Estoy aguantando la respiración, porque si respiro, expulsaré más fluido rojo y eso implica manchar por completo el asiento que tiene una funda limpia.

Me aclaro la garganta—Gracias por traerme, debo irme a casa.

Pongo mi mano en la manija para salir, pero unos golpecitos en la ventana de Dainan, me detienen.

Su hermana nos observa con una sonrisa—Baja la ventana—le ordena y él obedece—Saldré al cine con Stephen, demoraré un par de horas.

—¿Mamá te dio permiso?

Ella asiente, muy consciente de ello—La llamé hace unos minutos.

Mientras ellos hablan, yo abro la puerta lentamente, y entonces antes de huir escucho la voz de su hermana. Cierro la puerta en una acción rápida, y vuelvo a verlos. Presiono mi mano en la polera, cubriendo con fuerza la mancha. Dainan me mira confundido y su hermana con los labios curvados hacia arriba en una pequeña sonrisa

—¿Te irás? —dijo él.

Hay cierta inquietud en el tono de su voz, también un hilo fino de tristeza, como si él quisiera tenerme a su lado unos minutos más; avergonzada del todo, meneo la cabeza.

—Eres Aurora, ¿verdad? —cuestiona su hermana, yo asiento—Dainan, me ha hablado tanto de ti, también me contó que te—

Dainan le estampa la mano en su boca. ¡Auch!

Susurros de amor © [FINALIZADA]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt