Capitulo 3: -No, no tuvimos sexo

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—Lo sé y por eso vamos a demostrárselo a Emily —le guiñe un ojo a Ann antes de dirigirme hacia el mostrador donde espero que la señora de la comida me haya preparado mi pedido especial.

Cuando llego allí me apoyo con los codos en el mostrador esperando a que llegue la señora de la comida. La mujer es de unos cuarenta años, con el pelo ya canoso, una rejilla sobre el, con la piel arrugada, pero una de las mejores personas que conozco.

Hace años cuando iba al baño a vomitar por que yo quería, se quedaba conmigo y luego me preparaba comida y se quedaba allí asegurándose de que no volvía a vomitar. Fueron meses duros pero a los que sobreviví.

—Buenas tardes Magdalena, ¿Tienes lo que te pedí?

—Si querída, pero por favor, no la líes demasiado —empece a reírme mientras me daba el batido especial.

—¿Como sabes que voy a liarla? —pregunte mientras lo colocaba en mi bandeja y sonreía.

—Sonries como el gato que se comió al canario, además no me digas que eso es para bebertelo, porque lo dudo mucho —y ella tenía perfecta razón, este batido no tiene la finalidad de ser bebido.

 —Gracias —agradeci, mientras empecé a caminar con Ann a mi lado, hacia donde estaban Mike y los jugadores, y Jared con Emily pegada a su lado y las barbies falsas caminado desorientadas a su alrededor.

Al verla apartarse del grupo, no antes de besar a mi hombre y clavar el puñal un poco más en mi corazón, y encaminarse hacia mi hizo mi tarea mucho más fácil.

Caminé con la cabeza bien alta, lenta y tranquilamente hasta cuando nos cruzamos y en ese momento, accidentalmente me tropecé.

El batido especial de coliflor, fresas, berenjena y leche cayo manchando todo el uniforme de Emily, su pelo y empapándola casi entera.

El comedor entero se quedo en silencio al ver la escena delante suya. 

Cuando por fin Emily logro quitarse eso de la cara sus ojos podrían haberme atravesado con rayos láser, si pudiese tener.

—Sabes, diría que lo siento pero es que no lo hago, así que la próxima vez cuidado por donde caminas —hacia mi mejor esfuerzo por no empezar a reírme aquí mismo.

—¡¡TE ODIO!! ¡¡¡Mira lo que me has hecho!!! —oirla chillar fue la gota que colmó el vaso y me hizo estallar en risas.

—No es mi culpa que no ves por donde caminas, además tu uniforme muestra tus michelines por los lados —puse mis manos en mis caderas desnudas, ya que antes me cambie a mi uniforme disfrutando de el por última vez —Tienes que renunciar a tanta comida o sino ya no podrás jugar.

Con ese doble sentido a mi ultima frase me encamine hacia los chicos los cuales miraban divertidos la escena, con Mike riéndose fuertemente y con Jared con cara seria.

Que pena, eso no debería ser así, ¿Porque no alegrarle un poquito?

Llegué a Mike abrazándole fuerte, sintiéndome bien estar entre amigos, sintiendome capaz de todo con el apoyo de ellos.

Depués de salir de los brazos de Mike, me apoye con un codo en su hombro y con el otro en Jared. Su cuerpo al instante se tensó bajo mi toque y su reacción me recordó a nuestros primeros roces.

Su mirada me evitaba.

—Chicos esta noche hay fiesta en mi casa —era una buena manera de tenerle cerca y de poder hacer de las mías, perdidos entre tanta gente —La asistencia es obligatoria para el equipo —dije mirando a Jared fijamente.

Su mano cogió mi muñeca y la quito de su hombro, pero sin darme cuenta de que cometí un error al levar solo la camiseta de tirantes. Sus ojos se dirigieron hacia abajo, hacia donde nuestros tatuajes juntos cobraban sentidos.

El juego recién empieza (AVQG 2)Where stories live. Discover now