Parte 2.

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Louis mordió su labio inferior para soltarlo y lamerlo, terminando con una sonrisa victoriosa al ver como Harry bajaba su vista a éstos.

Sus miradas volvieron a conectarse y Harry arqueó una ceja en forma de "¿quieres jugar a esto?"

Y Louis le respondió dándole una mirada de superioridad. Claramente quería jugar.

Harry levantó su mano por un momento para que el castaño pose su vista en ella. Comenzó a bajarla, acariciando su labio inferior con el pulgar por unos cortos segundos para después bajarla por su mentón y su cuello, acarició éste con la yema de sus dedos y siguió bajando, pasando su mano por su pecho y abdomen por sobre la camisa.

Louis sólo estaba ahí, mirando, boquiabierto, embobado, casi con la saliva cayendo por sus comisuras. Pestañeaba poco con el miedo de perderse un mínimo movimiento que el rizado hacía.

Es como si todas las personas con mentes cerradas e inocentes hubieran desaparecido y sólo fueran ellos dos. Ahí. ¿Pecando?

Harry bajó ésta vez ambas manos y empezó a acariciar sus muslos de arriba abajo y apretando. Louis mordió su labio al imaginar que eran sus muslos siendo apretados por esas grandes manos llena de anillos en cada dedo, incluso en dos de ellos habían dos grandes anillos con la "H" y la "S" las cuales el supuso que eran las iniciales de su nombre.

Oh, jodido narcisista sexy, pensó Louis.

Se removió en su silla al sentir sus pantalones apretar de más sus piernas y... entre ellas. Las acciones del ojiverde lo hacian tragar saliva y tener la respiración entrecortada.

Pero un gemido amortiguado por su garganta lo hizo abrir los ojos exageradamente cuando una de las manos del rizado se deslizó hacia arriba y se detuvo en su –ya abultada– entrepierna.

El brazo libre de Harry estaba apoyado en el apoyabrazos de la silla y mordía su dedo pulgar tratando de esconder una sonrisa coqueta que le era inevitable hacer al ver las reacciones del ojiazul.

Y es que éste último estaba completamente rojo y ya no le importa si su respiración acelerada se hacia levemente ruidosa convirtiéndose en jadeos. Sus pupilas se notaban dilatadas desde donde Harry estaba gracias a que el color azul de sus orbes era casi diminuto.

El rizado estaba seguro de que sus ojos estaban de igual forma. Y es que si, si Louis se estaba excitando por las acciones que él así, Harry se estaba excitando por las reacciones de éste, tan sumiso, pasivo, estaba seguro que si estuviera a punto de follarlo sería tan obediente.

Ese pensamiento lo hizo cerrar los ojos y reprimir un gruñido. Volvió a abrirlos para volver a ver a Louis y como sus ojos azules no se despegaban de su mano en su entrepiernas.

Quitó la mano de su erección cuando su vista periférica notó que la mujer que no dejaba de hablar se volteaba hacia su dirección, no exactamente a mirar a él, pero por las dudas dejó de acariciarse.

Louis suspiró cuando vio como el ojiverde dejaba de provocarlo y fingía que estaba concentrado en la que la monja decía.

Su erección dolía, muchísimo, necesitaba bajarla ahí mismo y con tremendo dios griego de cabello rizado, ojos verdes y bien vestido en frente suyo no iba a ser posible.

— N-necesito ir al baño. —trató de sonar firme pero su excitación lo defraudó.

La señora dejó de hablar para voltearse a él y darle una mirada despectiva— ¿Es urgente?

Louis mordió el inferior de su mejilla— Huh, no me siento muy bien, mi cabeza duele.

No exactamente la cabeza de arriba.

— Está bien, ve al baño. No tardes.

Louis se levantó y antes de empezar a caminar una voz gruesa y ronca lo detuvo.

— Señora, yo podría acomparlo por las dudas, dice que se siente mal, no podemos arriesgarnos a que algo le pase si está solo.

Okey, Louis dejó de respirar.

— Oh, Harry. Que amable, pero —se acercó un poco para susurrar por lo bajo, aunque todos lograron escucharla—... podría contagiarte tu enfermedad.

Harry sonrió de lado— Tranquila, yo soy cien por ciento una persona normal y cuerda, es imposible que yo me contagie de esa malvada peste.

Por alguna extraña razón, Louis notó la ironía en sus palabras.

La mujer lo dudó unos segundos pero terminó aceptando.

Louis sin más salió rápido de esa sala, comenzando a caminar por los pasillos de forma apresurada y sabiendo que alguien iba detrás de él hacia la misma dirección.

No le fue difícil encontrar los baños así que se adentró dejando la puerta abierta. Se inclinó en el lavamanos y tapó su rostro con sus manos. Joder, que su entrepierna dolía en serio.

Segundos después, escuchó la puerta ser cerrada y unos pasos acercarse a él.

— ¿Ya te estabas inclinando para mi?

Louis levantó su vista y ladeó su cabeza para mirarlo.

Oh dios, parado era muchísimo más sexy.

Su erección palpitó. Y dolió más. Soltó un jadeo por eso, el cual Harry no pasó por alto y se acercó un poco más a él.

— Detente, o te contagiarás. —murmuró el ojiazul una vez que su respiración se calmó y se enderezaba, quedando frente a Harry pero a una distancia considerable.

El rizado soltó una pequeña risa— Ya estoy contagiado, no hay de qué preocuparse.

La ironía en las palabras de ambos se notaba y puede ser que eso los prendía.

— ¿Ah si? ¿Y por eso estás aquí?— preguntó juguetón.

Harry tarareó.

— Puede ser... como también puede ser que mi familia se avergüence tanto de eso que prefirieron saltearse ese pequeñito detalle cuando me metieron aquí.

El castaño rio para después morder su labio inferior. Se acercó a Harry, ésta vez acortando de más la distancia entre ellos— Entonces no hay problema que me acerque a ti, total, ambos estamos contagiados.

Harry paso la lengua por sus labios mientras baja la vista a los labios finos pero hinchados y rojos de tanto morderlos del contrario.

— Joder.

Dicho solamente eso, tomó la nuca del más bajo y pegó sus labios en un brusco y necesitado beso a la vez que con su otra mano lo tomaba por la cintura y lo hacia retroceder hasta chocar con la pared.

Louis gimió al sentir las frías baldosas en su torso y el cuerpo caliente de Harry en su dorso.

telepatía [l.s] ✓Where stories live. Discover now