Cerré la puerta y solo entonces fue cuando advirtió mi presencia, giró el sillón donde se encontraba sentado y me miró con semblante serio, me acerqué a él y le di un beso en la mejilla.

—¿Dónde estabas? Me tenías preocupado, ningún empleado sabía dónde habías ido —me regañó arrugando el entrecejo.

—Estaba con Thomas, me invitó a desayunar—. Le mentí descaradamente, ya no había vuelta atrás.

—Pues debíais ir con bastante prisa pues me encontré esto en la entrada —sacó de su bolsillo la pequeña caja de raso que contenía el anillo que Thomas me regaló.

Mi cara debía ser un poema en ese momento, esto solo empeoraba más las cosas. Debía elaborar aún más mi mentira (tranquila me dije a mi misma), recogí la caja de su mano y la puse sobre la mesa.

—Debió caérsele a Thomas al salir de casa, es un regalo que me ha traído de su viaje —le dije mientras le sonreía de forma que pareciese creíble, y parecía hacer efecto ya que su expresión se relajó.

—Todo un detalle por su parte —aseguró—. ¿Y dónde está Thomas? Quedamos en vernos en casa hace más de una hora, tenía que entregarme los documentos de los contratos inmobiliarios firmados en su viaje, pero ya veo que no está aquí.

—Me dejó en casa y se marchó, me dijo que estaba cansado que no te importaría y que mañana acudiría a trabajar —no sé si aquella era una respuesta acertada, pero no sabía qué decir.

Los documentos debían estar en algún lugar del despacho, cuando se fue no llevaba nada. Mi padre se levantó y caminó hacia la ventana, acto que aproveché para sentarme en el sillón donde habíamos discutido antes; si se había dejado su maletín estaría en alguna parte. Miré por detrás del reposa brazos y allí estaba de pie apoyado en el sillón.

—Me parece raro que Thomas se haya ido a descansar si quedamos en vernos —comentó sin dejar de mirar por la ventana.

—Realmente debería estar cansado, incluso se dejó su maletín aquí, miraré si están dentro los documentos —rebusqué dentro pero solo había una carpeta, supuse que debía ser esa— aquí están. —Mi padre se acercó y le entregué la carpeta. Una vez en su poder la abrió y empezó a ojear los documentos.

Una extraña presión me oprimía el pecho, el alma se me estaba rompiendo a pedazos, mi padre no merecía que le mintiese de esta forma, ¿cuánto podría aguantar con esa terrible verdad quemándome? Solo había un motivo por el que todo aquello merecía la pena y ese era James... debía protegerle y también protegerme a mí. Terminó de ojearlos y depositó la carpeta sobre la mesita del centro.

—Estos son los documentos, pero me sigue pareciendo extraño que se haya marchado a casa —no se terminaba de creer lo que le decía. Thomas jamás dejaba un trabajo a medio hacer y menos aún dejaba a mi padre esperando— esta mañana cuando pasó a saludarme no parecía cansado.

Ya no sabía qué decir y no me quedaban más excusas, si seguía indagando no tendría más remedio que contarle parte de la verdad. Yo estaba como ausente, perdida en mi caos emocional, dato que no pasó por alto mi padre que se sentó a mi lado y me cogió la mano sacándome de mis cavilaciones.

—¿Ha pasado algo que no me quieras contar?, me parece muy raro todo. Thomas jamás ha faltado a una reunión conmigo, esos documentos eran muy importantes y me parece extraño que se le hayan olvidado y el regalo tirado en la entrada me hace sospechar que algo pasó cuando vino a verte. Emily soy tu padre y sé cuando estás preocupada o no sabes cómo contarme algo —afirmó serio pero no enfadado, no era tan fácil engañarle como pensé.

Le miré y no pude evitar que las lágrimas brotaran de mis ojos, no sabía cómo afrontar aquella situación, no por el hecho de que Thomas estuviese muerto, si no, porque tenía que contarle que ya no habría boda, que todo el empeño que había puesto en que nos comprometiéramos no había servido para nada. Lo que más me dolía era que Thomas se había aprovechado de mi padre, que solo era una herramienta para llegar a su verdadero objetivo, quedarse con todo. Debía contarle al menos que habíamos roto nuestro compromiso, eso haría más creíble el hecho de que se hubiese marchado y que no hubiese aparecido por allí.

—Padre, tengo que contarle algo... —admití mientras tragaba saliva— ni siquiera sé por dónde empezar —me miró sin entender que pasaba—. He roto mi compromiso con Thomas —le confesé al fin.

La cara de mi padre lo dijo todo, sus ojos se abrieron de par en par como si hubiese visto a un fantasma. Fue y se sirvió un whisky que se bebió de un solo trago, yo solo podía llorar y observar su reacción. Empezó a caminar por el despacho mientras su expresión iba cambiando y haciéndose más y más seria.

—¿Estás loca? creo que no sabes lo que haces hija. Thomas es un gran partido, no podría haber elegido un hombre mejor para ti, te adora Emily. Explícame cómo ha pasado esto, por Dios, anunciasteis vuestro compromiso delante de toda la sociedad de Londres —nunca le había visto tan enfadado como en aquel momento. Su cara estaba roja de rabia y no podía dejar de dar vueltas, no fui capaz de reaccionar—. Organicé un gran evento solo para hacer el anuncio del compromiso, dime, ¿cómo voy a mirar a toda esa gente a la cara? ¿Qué les diré cuando me pregunten?

—¿Solo te importa quedar bien con esa gente que ni siquiera son tus amigos? Estamos hablando de mi felicidad, pensaba que eso era lo que te importaba... —sus palabras eran afiladas y se clavaban en mi corazón. Mi opinión no importaba para nada, para él era su hija y debía obedecer. Ya estaba cansada.

—Sí que importa, por eso insistí tanto en ese compromiso, pero veo que te da igual que me preocupe por tu futuro —me reprochó visiblemente alterado.

Aquellos comentarios estaban acabando con mi paciencia. Pensé que mi padre me entendería, que me abrazaría y me diría que todo estaba bien. No solo me estaba reprochando mi comportamiento, si no, que también me estaba tratando como si fuese de su posesión, alguien que no tenía ni voz ni voto en aquel asunto. Se sentó de nuevo a mi lado y se sirvió otro vaso de bebida.

—Veo que ni siquiera importa lo que yo opine ni mis razones para tomar esta decisión. Pensé que tú me entendías padre —esta vez mis lágrimas eran de rabia e impotencia ante la situación.

—Vamos hija piénsalo, aún estás a tiempo, estoy seguro que si hablo con Thomas te perdonará. No tienes por qué hacer esto —él seguía insistiendo, no estaba dispuesto a entenderme.

No tenía ni idea de cómo era Thomas en realidad... estaba cegado por sus falsas maneras. Que engañados nos había tenido y que engañado seguía mi padre, nunca admitiría nada de lo que yo le dijese sobre él... Lo veía como el hombre perfecto, el más educado, el mejor en su trabajo y por mucho que me esforzase para convencerle siempre sería mi culpa.

—La decisión está tomada padre, esperaba que me apoyases, pero veo que no lo harás. Es lo que quiero y debes aceptarlo —ya no lloraba, ahora solo me sentía decepcionada por mi padre.

—Está bien, haz lo que prefieras, no entiendo como mi dulce Emily se ha vuelto así —apuró el vaso de bebida— pero creo saber por qué y quizás el error haya sido mío por confiar en quien no debía. Te arrepentirás cuando se marche y entonces será demasiado tarde púes yo no intervendré —dejó el vaso vacío en la mesilla y se marchó dejándome allí una vez más sin importar mi opinión.

Sabía que con aquellas últimas palabras se refería a James. Se sentía traicionado por mí y jamás aceptaría que hubiese elegido a James y no a Thomas, por primera vez me sentía sola de verdad. Si ni siquiera mi padre me iba a apoyar ¿quién lo iba a hacer? Necesitaba ver a James, necesitaba que me abrazase, que me dijese que todo iba a salir bien, pero aún quedaban muchas horas para que anocheciese. Sequé mis lágrimas y salí del despacho, no me apetecía hacer nada, solo olvidarme de todo aquello por un rato. Me dirigí al piano y me senté para tocar algo. Abrí la tapa que cubría las teclas y dejé que mi alma y mis manos fuesen uno. Las notas empezaron a sonar creando una melodía inédita llena de rabia y melancolía, mis dedos se movían como impulsados por algo invisible. Me sentí un poco más aliviada después de desahogarme con el piano, ahora tenía que enterrar el vestido ensangrentado del armario antes de que Doris pudiera descubrirlo al guardar u ordenar la ropa. ¿Qué habría hecho James finalmente con el cadáver de Thomas? No podía esperar para saber la respuesta.

Macabra Tentación - 1.El Vínculo (¡¡subida de nuevo!! A la venta en Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora