-Estoy muy de acuerdo contigo, esto fue un error... nuevamente, al igual que todo lo que pude haber dicho anoche - Liviana estaba a la defensiva, protegiéndose, porque sabía que esto ocurriría, y por eso decidió actuar primero, aunque no negaría que deseaba con todo su alama escuchar reiteradamente las palabras que Marcus le había susurrado al oído mientras le hacía el amor -. Perdóname por esto, estaba ebrio y no pensaba con claridad.

¿Podría haber alguien más bipolar que ellos?

-¿Qué te perdone, Marcus? ¿Entonces no recuerdas nada de lo que pasó anoche?

-Solo parte del baile - mintió, en realidad recordaba todo, cada detalle, hasta las palabras que le había balbuceado mientras la llenaba de placer.

Se levantó de la cama sin mirarla, hacerlo en esos momentos lo haría perpetrar una estupidez, y ya había quedado como estúpido al pensar que podrían ser felices. Pero... ¡Joder! Lo quería intentar, por primera vez quería hacerlo bien con Liviana, ya bastante debía odiarlo.

-Liviana... - quiso arreglar el error que había cometido, pero ella no quería escucharlo.

-Es mejor que te vayas.

Marcus vislumbró cómo se recostaba nuevamente dándole la espalda, se sintió peor, sabía que lo estaba haciendo mal, pero ella tampoco se lo ponía fácil, entre el desconcierto y la ira que sentía no podía dilucidar las palabras, y lo que haría sería echarle más leña a la hoguera. Lo mejor sería mantener las distancias hasta que todo se sosegara. Salió de la habitación de Liviana y fue a la suya, realmente le dolía la cabeza, se recostó en su cama y cerró los ojos para ver si así podía aliviarse un poco, pero los recuerdos de la noche pasada llagaron a su mente.

«-Te deseo Liviana -dijo él con la respiración agitada-, te deseo ahora y aquí. »

«-No te resistas Liviana, lo deseas, solo mírate, tu respiración está acelerada, tus ojos me dicen el nivel de tu deseo y estoy seguro que si bajo a tu entrepierna me encontraré con la humedad que necesito para hacerte mía ahora.»

-¡Mierda! Me estás volviendo loco... completamente loco, Liviana - llevó sus manos a su rostro y respiró hondo.

Habían pasado ya varios días desde lo ocurrido, ambos se estaban evitando, solo se veían para la cena y cuando lady Lilian y lady Aline los visitaban. Pero trataban de hablar lo menos posible. Aunque tenían el impulso de ceder y correr uno hacia al otro.

La noche había caído y con ella una intensa lluvia, Liviana estaba en su habitación leyendo un libro cerca de la chimenea, la noche parecía volverse aún más fría de lo que ya era. Cuando decidió ir a dormir escuchó ruidos en el pasillo, eso le extrañó, ya que todos los sirvientes se habían ido a descansar. Pero volvió a escuchar el ruido y no pudo evitar salir a ver de qué se trataba, no podía ser un ladrón, nadie sería tan estúpido de entrar en la casa de un duque.

-¿Marcus, que haces? - preguntó al ver que era Marcus quien provocaba los ruidos, al acercarse pudo ver que estaba completamente empapado - ¿Por qué te has mojado así? Podrías resfriarte.

-Liviana... yo... no te merezco - dijo hipando de lo ebrio que estaba.

-Lo sé, y estás ebrio - se acercó más él y lo tomó de la cintura para llevarlo a su habitación -. Apóyate en mis hombros. Te llevaré a tu habitación.

Miserable Matrimonio (Saga #1 «Amores Encadenados») Where stories live. Discover now