capítulo 27

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Neville me sonríe, girando ligeramente su rostro hacia mí y yo no puedo evitar devolverle el gesto.

—Te dije que usáramos la capa de Harry. —suelto después de un rato, lanzándole una mirada de superioridad.

Él deja escapar una risa que llena todo el baño de Prefectos, la clara iluminación de la sala hace que sea sencillo divisar sus mejillas rosadas, y la mirada traviesa en sus ojos. Sonriendo de lado, se acerca a mí con pasos lentos como si estuviera esperando a que yo salga corriendo y él estuviera listo para cazarme.

—Oh, claro. Le iba a decir a Harry que me prestara la capa para poder ir a besarme con mi novia, la hermana de su mejor amigo, al baño de Prefectos. Hubiera salido increíble. —dice mientras se acerca aún más hacia mí, apoyando ambos brazos en la puerta justo a los lados de mi cabeza.

—Se la pudimos haber robado, Longbottom. —le digo, sonriéndole con picardía. Instintivamente me acerco más hacia él, despegando mi espalda de la pared para que nuestros pechos se rocen. —Tienes mucho que aprender.

—Pues enséñame.

Veo como su cabeza baja lentamente hacia la mía, y sus ojos se cierran por instinto, listo para besarme.

—Entonces, ¿quieres un baño? —pregunto, escabulléndome por debajo de su brazo con una sonrisa egocéntrica bailando en mis labios.

La mirada ofendida y confundida que me lanza Neville me hace querer reír a carcajadas, tiene los labios abiertos, y no tarda en convertirlos en un pequeño puchero.

No espero a que me responda pues me giro hacia el interior de la sala. Es la segunda vez que visito el baño de Prefectos, y no deja de impresionarme su tamaño.

En un lado de la sala se encuentran los puestos con inodoros en el interior. Frente a los baños hay una gran bañera del tamaño de una piscina con grifos que la rodean. Los grifos del baño desprenden burbujas de jabón de diferentes colores, espuma, y hay una cantidad de toallas y batas de baño. En el baño hay casi cien grifos de oro que rodean toda la bañera-piscina, con una joya diferente incrustada en cada grifo. Hay productos para el baño de diversos tipos, como jabón, aceite de baño, sales de baño, shampoo, spray para el cabello, y acondicionador.

Saco mi varita de uno de los bolsillos de mi pijama, y con un movimiento de mano abro todos los grifos. Uno podría imaginar que la bañera tomaría bastante tiempo en llenarse, teniendo en cuenta su tamaño, pero en realidad se llena muy rápido. Así que unos cuantos segundos después está lista para ser usada.

Para cuando me vuelvo a girar hacia él, la expresión coqueta y traviesa de Neville ha desaparecido por completo y es sustituida por un aire cohibido y tímido, tiene las manos entrelazadas al frente y la vista fija en cualquier lado de la habitación menos en mí.

Con el paso del tiempo, y sobre todo en estas últimas dos semanas que llevamos como pareja oficial, he notado que Neville funciona en dos modos completamente opuestos pero igual de puros y hermosos; puede ser muy tímido e inseguro cuando se lo propone, se sonroja cuando me dice un alago, me toma la mano o me besa frente a nuestros amigos, le cuesta trabajo creer que estoy enamorada de él y me repite una y otra vez que si me llega a gustar alguien mejor, no dude en irme con esa persona, pero también está el otro lado de él, ese que me besa con fiereza cuando estamos solos, que sonríe con arrogancia cuando me hace sonrojar, el lado que le gusta darme besos en el cuello hasta que me hace estremecerme y que me repite sin parar que me quiere, que estamos destinados y que jamás amará a nadie más que a mí.

Pero a pesar de todo, siempre vuelve a ser el mismo Neville que se sonroja cuando le sonrío.

—Hola. —murmuro tímidamente, deteniéndome justo frente a él y tomando una de sus manos.

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