—Sí, Liam está esperando por nosotras en la sala.—la sola mención de su nombre me pone nerviosa.

Ciara me obliga a salir de la cama y vestirme. Tengo unas ojeras terribles, supongo que no iremos al trabajo hoy por este motivo y diría que llamaré a mi jefe pero a decir verdad, mi jefe está en la sala y mi propio jefe quiso coger conmigo anoche. Mi mente no está siendo una buena amiga en estos momentos, no puedo siquiera dejar de pensar en Liam y mucho menos cuando salgo a la sala obliga por mi amiga.

Sus jodidos ojos azules conectan con los míos. Está nervioso, casi o más que yo diría y suena extraño pero esto me relaja, saber que no soy la única que no sabe cómo actuar me hace sonreír. Al menos estamos en buenos términos ahora.

—Hola—susurro, saludando con la mano.

—Hola—responde, devolviendo la sonrisa. Mi mirada queda mucho tiempo en sus labios. Realmente tiene unos labios preciosos, me pregunto cómo se sentirá morderlos y saborear su...

—Bueno, es hora, andando—trago grueso sorprendida de mis propios pensamientos perversos. Ciara pasa primero arrastrando una maleta mientras que Liam tiene la otra en su mano junto a un bolso pequeño sobre la misma. Me quedo en mi lugar esperando que él pase antes pero se acerca y su mano caliente se posa en mi espalda baja, casi en la línea de mi trasero.

—Adelante—dice en voz baja. De repente mis piernas parecen gelatinas, no recuerdo ni mi nombre y no sé qué mierda tienen sus ojos pero los miro mucho más de la cuenta, mucho más de lo que debería hacerlo.

Tengo que recordar que estuvo con Ciara, que tienen una especie de extraña relación y que yo solo estoy de paso. No lo conozco lo suficiente, es un idiota cuando quiere serlo pero todo lo mencionado no evita que su mera presencia me enloquezca.

Bajo la mirada para poder continuar caminando. Tiene algo que me hipnotiza, que me idiotiza hasta el punto en que olvido por completo lo que sucede a mi alrededor, tanto que incluso Ciara me observa con el ceño fruncido.

—¿Qué fue eso?—susurra cuando estoy a su lado, dejando a Liam detrás de nosotras.

—Nada—respondo lo más tajante y dulce posible.

Hablar con ella sobre lo que sucedió anoche sería un terrible error porque la conozco lo suficiente como para saber que es bastante impredecible. Ciara en un momento puede dejar en claro que todo está bien y al siguiente el problema que tenían regresa y doblemente peor.

La conozco de la universidad. Siempre fue la chica modelo, la estudiante capaz, porrista y directora del centro estudiantil. Ciara siempre acaparó toda la atención, le gusta ser el centro y por la forma en que mira a Liam, sé que él está prohibido para mí.

Continúa su escrutinio mientras caminamos hacia el coche de Liam. Tiene cuatro en total, todos de alta gama pero solo uno con cuatro puertas. No dudo ni un segundo en subir en el asiento trasero dejando a mi amiga ir junto a él.

Durante todo el camino al aeropuerto me siento en las nubes. Este coche es una preciosidad, de hecho creo que tendré que trabajar más de cinco años para poder pagar algo como ésto.

Acaricio la tela, admiro el silencio porque no se siente ni siquiera cuando aceleras y joder, de inmediato se convierte en mi sueño número dos en mi lista. El primer puesto siempre fue ser feliz.

Liam detiene el coche en la entrada, estoy a punto de abrir la puerta para salir cuando noto que Liam no está haciendo lo mismo.

—¿No vamos a bajar?—pregunto confundida.

—No—responde Ciara observándome por el espejo retrovisor. —No quiero despedidas cursis, solo hasta aquí.

—Oh—susurro.—De acuerdo, am... buena suerte, y llama cuando aterrices.

Entre Joy y Nueva York (AQS #5)Where stories live. Discover now