𝟒𝟒 | 𝐑𝐄𝐍𝐀𝐂𝐄𝐑.

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— ¿Y tu y Lizzie son una pareja? — preguntó en un hilo.

— Ella piensa que sí, yo no. No siento ningún tipo de afecto hacia ella, no siento amor o algo similar.

— Jamás le agradé, siempre supe que ella era tu amante más frecuentada, pero jamás dije nada. Aun así, ella no es una mala persona y solo sé que te ama mucho, Tommy. Siempre lo hizo.

— Es gracioso, ¿sabes? Lizzie y Alfie tienen la misma historia — explicó. —. Ambos estaban enamorados de personas que no correspondidan su cariño y al final, terminaron ganando. Demostrando el amor en su máximo esplendor.

— No, no en su máximo esplendor. Thomas, yo te di todo el amor que mi cuerpo pudo brindar, no me vengas a decir que ella te da todo lo que jamás sentiste conmigo porque no fue así y lo sabes perfectamente — reclama. —. Ni Lizzie, ni Grace, ni nadie te amará como yo te amé, te amo y te amaré. Nunca serás amado como yo lo hice.

Mientras las lágrimas salían de los ojos de Pearl, el remordimiento se presentaba en el corazón de Thomas. Era verdad y él lo sabía.
Sabía que había desperdiciado el amor más sincero que jamás habría podido tener y estaba dispuesto a matar para rehacer su historia.

El cálido atardecer abrazó sus cuerpos, clamándolos a ambos de sus malestares. Pearl se recargó en su hombro, él besó su cabeza y acarició su cintura.

— ¿Por qué Phoenix no quería verme?

— No le agradas demasiado — negó, riendo con pena. —. Mientras Índigo moría por conocerte, él deseaba no hacerlo. Dice que nos abandonaste y que no eras su padre — suspira.

— ¿Y les has explicado lo qué pasó?

— Tienen cuatro años, Tommy. No tienen por qué saber que asesinaron a tu hermano, tú me odiaste, te metiste con otras mujeres y yo me fui. Ellos sólo saben que peleamos, no tengo planeados explicarles lo qué pasó hasta que tengan por lo menos ocho años.

— Lo siento, tienes razón — susurra. —. Al menos ya le agrado.

— Y tendrás todo el tiempo del mundo para recuperar el perdido con ellos dos — anuncia. —. Necesito que me prometas que los procurarás, Thomas.

— Claro que te lo prometo, es algo que ni siquiera tengo que prometerte porque lo haré — asiente. —. Pearl, voy a recompensar todo lo que sucedió. Te aseguro que lo haré.

— Bien, te creo. Cambiaste, lo noté cuando vi dentro de tu cabeza — suspiró. —. Dios, no creo que algún día me acostumbraré a regresar a Birmingham.

— Pero... ¿no deseas ir a la cena de cumpleaños de Polly? Ella me pidió que te invitara. Tus padres se han negado a responder cartas o llamadas de todos nosotros — susurró. —. Será solo familia, ella no quiso algo tan grande. Anunciará su matrimonio.

— Oh, ¡eso es increíble! ¿Quién es el afortunado? — sonrió.

— Aberama Gold, creo que no lo conociste — responde. —. Los niños no tienen por qué salir de casa, pueden jugar con Billy y Karl-

— Claro que iré, es mi Polly — asintió. —. Quiero que conozca a los niños.

— La pondrás tan contenta; a todos.

— Eso deseo. La extrañé todo este tiempo.

Hubo un silencio mientras miraban el mar y el atardecer. Thomas, sin embargo, la miraba a ella.
Miraba como su piel brillaba bajo la anaranjada luz, como sus pecas ahora eran más notorias y sus ojos tenían más brillo en ellos. Lucía tan celestial, sentía que su vida se había arreglado simplemente con sentirla junto a él.

𝙮𝙤𝙪𝙧 𝙢𝙖𝙟𝙚𝙨𝙩𝙮 ; thomas shelby Where stories live. Discover now