28. Si todavía me quiere

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Me fijo en la pantalla y veo dos llamadas perdidas de Bruno, además de un mensaje, al que le doy clic.

"No tengo nada con Brenda, idiota. De solo pensarlo me entran náuseas."

Por un segundo, me siento un tonto al desconfiar, pero tampoco encuentro otra explicación para que haya dormido en su habitación. Y, como si fuera poco, él parecía preocupado de que yo la viera ahí.

Me abstengo de contestarle y manejo a la ubicación proporcionada. De todos modos, necesito despejarme de todo esto y pasar unos minutos con Oliver me vendrá bien. Me toma como veinte minutos llegar a una cafetería en la zona más concurrida de la capital. Él me está esperando dentro, junto a su novia, y ambos sonríen al verme.

—¿Cómo está la estrella de Musageta? —Saluda.

—Ya ni siquiera sé qué pensar —contesto, y eso lo hace reír.

Me siento en la silla que está delante de la suya. Hay un montón de comida, como si fuéramos el doble de personas. Una jarra grande de jugo, algunas frutas, panes de distintos tamaños, sándwiches y cosas dulces. Luego de no haber podido tomar ni siquiera un café, me apetece.

Ellos me invitan y empezamos a comer. Bueno, Oliver y yo. Cindy, su novia, no prueba más que un té de hierbas que tiene delante, acompañado de una variedad de frutas. Me imagino que será parte de su régimen, al ser una modelo muy cotizada.

Pronto comienzan a hablar de la noche que tuvieron en la fiesta de cumpleaños de un rapero famoso, y me siento muy cómodo con ellos. Al menos, hasta que Oliver mira su celular e interrumpe su relato.

—Melany ya llegó, necesitaremos una silla más.

¿Melania?

—¿Qué hace ella aquí? —Le pregunto, sin poder ocultar mi sorpresa.

Él parece entender que no me agrada la idea y esboza una sonrisa de lado.

—La necesito para explicarte eso que te dije por teléfono. ¿Te molesta que la haya hecho venir?

—No precisamente... es solo que... —Dudo un poco en decirle lo que pienso, porque sé que son cercarnos. Aunque, tal vez justamente por eso Oliver pueda saber qué demonios pasó por su cabeza en ese momento—. Verás, el otro día tuvimos una situación bastante incómoda... Me hizo una especie de... ¿caricia? Aquí en la nuca —le señalo el lugar.

Oliver se echa a reír a carcajadas.

—Ya, Lucas, en serio —comenta, entre risas—. ¿Estás diciendo que Melany fue cariñosa contigo?

Su reacción me hace sentir incluso más extraño, porque me demuestra eso que ya temía: Que ella no es así con nadie, ni siquiera con Oliver, a quien parece tenerle aprecio.

Mi mirada de perturbación parece delatarme, porque él deja de reír de inmediato y se muestra muy pensativo.

—Bueno, es normal —concluye, confundiéndome más. Incluso Cindy lo mira extrañada. No parece hacerle gracia que él considere "normal" que su Manager le demuestre afecto de esa manera—. Me refiero a que ella tiene un cariño distinto hacia ti. Es decir, hacia Musageta —se corrige rápidamente—. Ustedes son sus chicos, los adora.

Podría haberme dicho muchas mentiras que no habría dudado en tragarme, pero que Melania nos "adora" es lo más ilógico que pudo salir de su boca. Ella no ha dejado de presionarnos desde que está al mando y siempre nos hace sentir que no somos lo suficientemente buenos.

—Oliver... —Ni siquiera sé cómo decirle lo absurdo que eso suena. Y no lo hago, porque él me interrumpe antes.

—Ahí viene, así que déjame decirte una última cosa. —Sorpresivamente, coloca su mano sobre mi muñeca, como buscando captar toda mi atención—. Tú eres su favorito, créeme. Y es una mujer muy difícil, no esperes entenderla. Solo dale una oportunidad de acercarse a ti.

Ese último momentoWhere stories live. Discover now