V

6.6K 793 574
                                    




V. Orquídeas.


"Perjurar, mentir, matar, hurtar y adulterar prevalecen, y homicidio tras homicidio se suceden."
Oseas 4:2
RVR1960


Hiel H.

Los sacrificios siguen siendo realizados como siempre lo hemos hecho; en las fechas acordadas, con una ofrenda la cual nuestro creador encontrara agradable.

Los sacrificios son una muestra de agradecimiento, la manera en la que nosotros demostramos cuán agradecidos estamos con aquel Dios que tanto nos ha dado.

Los sacrificios buscan redimir almas y borrar pecados.

Ese es el concepto básico de lo que hacemos, si soy honesto al principio lo hacía teniendo eso en mente, queriendo seguir a mis hermanos, a Helec, principalmente. No obstante, luego de que tuviera que fingir su muerte me di cuenta de muchas cosas, mismas que lograron que me cuestionara qué era lo que realmente estaba haciendo.

¿Realmente creía que toda esa sangre derramada me era para salvación? ¿Realmente creía que matar a todas esas personas libraría mi alma de la eterna condenación?

La respuesta no importaba. Independientemente de si lo creía o no, yo tenía bastante claro que jamás podría entrar en el paraíso; la misericordia de Dios es grande, pero tampoco lo suficiente como para permitirme entrar en su reino.

Todos somos pecadores, es verdad, pero hay de pecados a pecados. Unos mayores, otros menores, pero al final, sin arrepentimiento, la paga del pecado es la muerte.

Mis pecados ya no pueden ser absueltos, y esto se debe a que en mi ser, no hay la menor pizca de arrepentimiento.

He matado, he hurtado, he mentido, he fornicado, he robado, y básicamente he hecho todo lo que la Biblia dicta que no haga.  ¿Qué pues me espera a mi? Si lejos de dolerme, mis pecados me llenan de satisfacción.

No hay perdón para quien no lo pide.

Oh, pero tengo claro que la culpa no es de Dios, ni de la Biblia, ni de la iglesia; es la mía, porque todos esos actos los hice yo por voluntad propia.

Aún así, gran parte de lo que creía ha quedado atrás, porque ahora todo es nuevo desde que ella llegó a nuestras vidas, a mi vida.

Y si hablamos de religión, ella entraría en mi definición.

¿Para qué seguir a un Dios que no veo, cuando puedo servir y adorar a ella que la siento?

Si quieres que hablemos de religión, permíteme que te presente a quien inspira mi devoción.

Lærke Buckhøj era mi pequeña diosa, mi nueva religión.

La danesa de ojos verdes que se había llevado mis mentiras para convertirlas en verdades.

No la veo hace años, pero sigue presente en mi cabeza. No puedo escuchar una maldita canción of The Beatles sin pensar en ella. No puedo estar con nadie que no sea la danesa de ojos verdes. Para mi es ella, siempre será ella en una podrida manera.

—¡No! —Exclamo cuando Halí intenta jalarle el pelo a Dax. —Es un ser vivo, no un juguete. —Digo antes de tomarla en brazos y apartarla del perro que está echado en la alfombra del porche trasero.

La bebé vuelve a gatear queriendo llegar con Dax, y, sabiendo que lo mismo se repetirá opto por cargar a Dax y llevármelo lejos de ese pequeño monstruo.

El golden retriever se deja cargar como si no fuera un perro enorme, no sé en qué momento se volvió tan malcriado y tan holgazán. Subo las escaleras llevándolo a mi habitación y después lo dejo en mi cama, Dax, como el perro consentido que es, apenas y se inmuta volviéndose a acomodar.

HELEC  #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora