Capítulo 1

29 1 0
                                    

Al parecer estaba en el Amazonas, cerca, o incluso en la parte que le correspondía a su país natal. Pero antes quería saber cómo había llegado exactamente. Se sentó y observó a su armadura. Se había convertido en piedra.
Sintió una profunda tristeza, entonces decidió cubrirla con hojas y ramas. Primero tendría que buscar algo para curarse las heridas. Había mucha humedad en el ambiente. Ahora estaba sola y muy desorientada. Le costaba caminar, pero había tenido que cortar su falda para vendarse. No sabía que plantas serían comestibles así que prefirió cazar. No tenía ni idea de cómo hacer un arco y mucho menos flechas. Se sentía mal por eso, de todas maneras hizo un intento , pero con ese pseudo arco no iba a matar ni a un raton.
Su otra herida la tenía en un brazo, tomó varias hojas y las amarró con un trozo de su abrigo. Le dolía pensar que incluso aunque mientras estaba desangrándose sobre su armadura había sido insuficiente. La vio tornarse oscura. No iba a rendirse, iba a revivirla, pero primero tendría que recuperarse. O moriría sobre ella. Estaba muy lejos. No tenía pensado regresar a Egipto. En cualquier caso tenía que salir de allí primero. La tomó por sorpresa , pero la habían estado observando.

Una lanza aterrizó a un costado. Asumió que había sido una advertencia, así que permaneció lo más quieta que pudo, incluso si sus heridas le dolían un montón. Lentamente observó , tratando de ver a su agresor, pero escuchó ruidos en la maleza. Solo deseaba que no fuesen caníbales. No escuchó nada más y siguió avanzando con lentitud. Sabía que su armadura no iba a poder rescatarla De nuevo una lanza pasó cerca de ella. Empezó a decidir qué hacer, Por algún motivo solo querían que se fuera. De lo contrario ya estaría muerta. Eso sin embargo la tranquilizó.
Retroceder pareció la mejor idea, pero al no poder avanzar , se sintió atrapada. Se encontraba cerca de un río, así que decidió avanzar aproximándose a él. Sabía que la jungla podría ofrecer serios caminos sin retorno, pero ella tenía sus dagas, se abrió pasó , también podría defenderse de los depredadores con ellas Luego se dio cuenta que en su estado le costaba ser ágil y precisa. De nuevo escuchó que la seguían . Al parecer se había vuelto a acercar a un lugar prohibido.

Tenía hambre y sueño, ya estaba harta de eso. Se tiró al suelo. De inmediato unos cinco sujetos se lanzaron contra ella. La amarraron y la llevaron a un lugar desconocido. Ella sintió que iban a matarla. Pero en vez de eso la desnudaron y le echaron agua, luego le hicieron señas de que se colocara nueva ropa que le habían dejado. Se encontraba rodeada de mujeres , eso la calmó. Sin embargo sintió que la llevarían ante alguien, y así fue. La llevaron ante el jefe de la tribu el cual le hizo señas indicando que no se la iban a comer. Pues el rostro de Valeria estaba atemorizado y seguía teniendo ese miedo. En lugar de eso le trajeron algo de alimento. Al terminar el jefe le hizo una indicación y ella miró. Su armadura se encontraba en dónde le indicó el jefe. Ella no tenía la menor idea de que tribu era, pero el jefe llamo a los guardias y ellos la llevaron con las mujeres. Le impedían acercarse a su armadura, ella no sabía que pasaba. Pasó unos días recuperándose, las mujeres la bañaban , ahora le daban comida y la peinaban. Pensó que eso era genial. Lo más fastidioso había sido preguntar por el baño...Sin embargo siempre la tenían vigilada. Luego de una semana ella se iba sintiendo mejor. Fue invitada nuevamente a cenar con el jefe. Esta vez habían hombres.

Todo iba con normalidad. La trataban tan bien que recordó las historias sobre tribus que creen que otros son dioses. Entonces los tratan como tal. Dé nuevo fue llevada con las mujeres, sin embargo a algunas las veía ser llevadas a algún lugar durante las noches. Eso la preocupó. Pero dudaba que la pusieran a estar con los hombres de la tribu. Una noche mientras sus guardias femeninas dormían, decidió salir lentamente y ver qué estaba ocurriendo, entonces observó que las dos mujeres que solían llevarse eran trasladadas a una tienda de campaña, una rústica pero que parecía cómoda. Escuchó ... Ruidos. Sabía que la tribu aunque era medio civilizada iba a tender a lo salvaje, pero salir corriendo era una mala idea. Una de sus guardias apareció ante ella y la miró mal , luego la arrastró del pelo y la puso en una jaula. Qué tribu era está? La tuvo encerrada durante algunas horas . Valeria decidió dormirse , la despertó la otra guardia, ella era más amable. Valeria le señaló a la otra y se agarró el pelo mostrando que la habían arrastrado. De inmediato la otra fue hacia donde se encontraba la guardia enojona y le dio una cachetada. Pero la otra le hizo señas raras y ambas se acercaron.

La sacaron de la jaula y luego de quitarle la ropa le cortaron el pelo. Las otras mujeres le arrojaron pescado. Valeria supo que la habían castigado por mirona. Luego del castigo la volvieron a tratar bien, y la vistieron con ropa diferente a la de las demás. Así una vez vinieron por ella, pero al ver su ropa, se llevaron a otra mujer. Sin embargo esta vez se llevaron a la que tenía más cerca y la vio regresar , observó que le habían regalado uno de esos vestidos y tenía otros regalos. Valeria se sintió afortunada. Un mes luego ya se sentía muy bien. La seguían bañando y le daban un nuevo vestido cada semana. Pero no podía evitar sentirse secuestrada. La seguían adorando y la mantenían lejos de los hombres. A la mañana siguiente la despertaron más tarde de lo usual. Ella vio que había luna llena. Esta vez no venían mujeres por ella, sino hombres. La amarraron a un tronco mientras ella gritaba. Sus dos guardias femeninas fueron a ver qué ocurrió, pero luego de hablar con los hombres la miraron con tristeza y observaron la luna.

Valeria continúo gritando. El trono fue llevado a un altar de piedra. Delante los hombres tenían pintura de guerra . Uno de ellos tomó la armadura de piedra y la colocaron sobre el altar. Luego apareció el jefe y le rindió una plegaria a la luna. La soltaron del tronco le amarraron sus brazos y piernas luego. El altar estaba frío. El gran jefe se acercó a ella Valeria no sabía qué hacer y lo insultó con todas las palabras que pudo. El hombre pidió a los demás que se dieran la vuelta , le quitó el vestido, luego tomó y levantó el arma para el sacrificio. Valeria abrió los ojos lo más que pudo. ¡Se trataba de una de sus dagas! Faltaba poco para que el arma descendiera sobre su corazón. Valeria lloraba y gritaba. El jefe de la tribu la ignoraba. Parecía estar esperando el momento preciso, a ella le parecía una eternidad. Pero fue entonces cuando vio que el cuchillo descendía. Gritó y cerró los ojos. La cálida sangre brotaba y le caía por todo el cuerpo.

No sentía dolor, así que abrió los ojos y observó que el gran jefe había clavado la daga en sí mismo , luego veía que su sangre brillaba sobre su cuerpo, la luz de la luna la dejó ver qué el jefe tenía en su cara una máscara de pantera. Dos hombres de la tribu llegaron junto a ella y la soltaron . se dieron la vuelta. Luego vio que los demás se inclinaban. Fue en ese momento cuando su armadura revivió. Cubrió su cuerpo desnudo. Ahora sí estaba segura de que era vista como una diosa. Sin embargo todo estaba claro ahora. Su armadura la había llevado para cumplir la profecía de esa tribu.

El DoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora