XXXIII. La muerte del Fénix

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Los rápidos pasos de Skylar resuenan a través del silencioso pasillo. Fuera el viento sopla con fuerza, haciendo temblar a los cristales de las ventanas.

― ¿Dónde están los niños? ―pregunto, extrañada por el silencio que reina en el edificio.

―Creo que es hora de clase, estarán con Yuki.

Unos furtivos susurros interrumpen la quietud del pasillo. Es posible que algunos pequeños se hayan saltado la clase. Skylar y yo nos asomamos a la esquina de la que provienen los susurros, y nos sorprendemos al encontrarnos con una Elsie agazapada, un brazo rodeando sus rodillas y otro acariciando el níveo cabello de un entristecido Ezra.

― ¿Quieres chocolate caliente? ―pregunta la rubia, pero no recibe respuesta. El príncipe ha escondido el rostro entre sus rodillas, y no parece querer moverse de su posición. ―Ez, tienes que comer algo...

―Yo no debería estar aquí, mi madre...

―Volver allí ahora es peligroso, tu lugar está aquí.

―Algo no va bien, Elsie, lo sé...

―Lilith nos ayudará, pronto estarás de vuelta con tu hermano y tu madre ―Ella envuelve al niño con sus brazos ―. Todo saldrá bien.

El travieso Chai trata de hacerse paso entre los dos para lamer la mejilla del Príncipe, provocándole cosquillas.

Miro a Skylar, que observa a los dos niños atentamente.

―Están bien, seguro que...

Fuera, el repentino cambio en el sonido del viento me perturba tanto que no puedo acabar la frase.

― ¿Sucede algo?

Skylar ha notado que mi rostro ha perdido todo rastro de color. Sin embargo, su preocupación vuela a través de mis oídos. Algo va mal. Muy mal. Lo noto en mis entrañas: el viento grita.

―Saca a todos de aquí ―ordeno, sin desviar mi mirada de la ventana ―, ya.

―Lilith, ¿qué dem...?

Mi corazón se comprime dentro del pecho, duele.

― ¡Sácalos de aquí!

El moreno no pierde ni un sólo segundo más. Se dirige hacia donde se encuentran Elsie y Ezra y los guía a través del pasillo, alejándose de mí. Ambos niños están confundidos, Skylar también, pero no hay tiempo para explicaciones. Es más, ni siquiera tengo una explicación racional que darles. Debo confiar en mi instinto.

Subo las escaleras corriendo, dejándome guiar por mi estómago atrapado en miedo. En el camino, me aseguro de que mi colgante hace su trabajo y me protejo con la armadura.

El viento suena revoltoso, choca contra las paredes y ventanas sin sentido alguno. Como un huracán completamente descontrolado. ¿Habrá vuelto el impostor que se hace pasar por Edric?

Al llegar a la azotea, el aire me empuja hacia atrás. Obligo a mis piernas a caminar, aunque duelan.

Levanto la cabeza, buscando el origen de mi mal presagio. Esperando encontrarme al mismo desgraciado de siempre. Sabiendo que aún no tengo mis poderes. Sabiendo que posiblemente me lleve una paliza. Lo único que me importa en este momento es que los demás se pongan a salvo, así que, si sólo sirvo como distracción, entonces eso seré.

Pese a mi convicción, no estaba preparada para el ser que se desveló ante mí:

Un ser de figura femenina, con cabello rubio y largo, y ojos de un púrpura intenso y oscuro. Sus gigantescas alas negras son la causa del cambio en el viento. Con cada potente agitación, el rumbo del viento cambia. Empujándome de delante hacia atrás.

Lilith: desolación [SIN EDITAR]Where stories live. Discover now