Durante el trayecto aproveché para sacar el móvil y tener un ratito de desconexión charlando con Max, y al llegar al piso lo volví a guardar en el bolso para olvidarme de él hasta que llegase a casa. Amadeo sacó el jenga, que consistía en montar una torre con bloques de madera que luego tendríamos que ir extrayendo y colocando en lo alto de esta sin que se cayera. La montamos en la mesita rectangular del centro del salón y nos sentamos en los sofás en torno a ella.

—Por cada bloque que quitemos y pongamos arriba con éxito hacemos una pregunta y el resto contestamos —propuso Amadeo.

—Eso no entra en las reglas, ¿no? —preguntó Paola y se estiró para coger el manual.

Estani rápidamente lo apartó de la mesa, lo guardó detrás de su espalda y nos miró con una sonrisa traviesa.

—No, pero lo hará más divertido —zanjó para que no pudiéramos poner objeciones al respecto.

—Buena jugada —le dijo Nicki a Estani correspondiéndole el gesto travieso—. ¿Quién empieza?

—Yo, venga.

Jimmy se inclinó, empujó nervioso la pieza para sacarla por el otro lado de la torre y la posó en lo alto. Se mordió el labio mientras pensaba la pregunta, nos observó con timidez y se lanzó:

—¿Tienes novio?

Las tres nos quedamos a cuadros. Y nos quedamos así porque se había dirigido directamente a Nicki, que lo miró con los ojos abiertos y un rojo fuerte le subió a las mejillas. Entonces, los cuatro restantes nos echamos a reír.

—Amigo, me refería a una pregunta general, hacia todos —murmuró Amadeo con la risa entre los dientes y los ojos llorosos.

—Vale, has dejado claro quién te interesa de aquí —se burló Paola.

El pobre Jimmy se empezó a ruborizar tanto como mi amiga y no pudimos parar de reír. Estani le dio un par de palmaditas en la espalda para que saliese del estado de shock y el pelirrojo se apartó frustrado por haber sido tan torpe.

—¡Dejadlo en paz! No tengo novio —contestó Nicki bajando la voz, con las mejillas aun rosadas.

—Bien, me toca —intervine para quitarle importancia al asunto, aunque tenía preparada una pregunta peor.

La pieza de madera salió casi sola. La coloqué arriba y sonreí.

—Me basta con la respuesta de alguien en concreto, pero como la pregunta tiene que ser para todos... ¿Os mola Nicki?

—No —contestó rápido Estani.

—Pues... —se pensó Amadeo poniéndose un dedo en la barbilla con sorna—. No.

Los cinco nos centramos en Jimmy, que nos contemplaba con un brillo de victimismo en los ojos. Pobrecito, estaba claro cuál iba a ser su respuesta después de su reacción. Se sacó el ventolín del bolsillo del pantalón y se aclaró la voz haciendo contacto visual conmigo como si yo fuese el verdugo.

—Bueno... Es guapa, simpática y tal.

—Eso es un sí —se adelantó Pao—, pero dejemos respirar al pobre chico. ¿Tenéis cervezas?

Amadeo asintió y se levantó de un salto para traer de la cocina varios botellines mientras Nicki le removía el pelo a Jimmy en un intento por consolarlo diciéndole que no nos hiciera caso, Paola se retocaba el gloss frente a la pantalla del móvil y Estani y yo compartíamos sonrisillas de complicidad en silencio ante la escenita de nuestros amigos. Había hecho bien en aceptar el plan inicial, estaba segura de que a Nicki también le molaba ese chico.

Repartió las bebidas y nos predispusimos a seguir con el juego tras un brindis, un buen trago y decidir que íbamos a pedir pizza para cenar.

—¿Quién se haría caquita antes en un pasaje del terror? —preguntó Paola una vez terminó su jugada, atravesándome con sus ojos grandes y oscuros y una ceja levantada.

—A mí no me mires, el terror me encanta —ironicé.

—Yo ni siquiera entraría —contestó Jimmy más apagado que al principio.

—Estoy contigo —le dijo Nicki tan tierna que ya quería verlos juntos.

—Pocas cosas me dan miedo —respondió Estani con serenidad—. Así que dudo que algo tan simple me afectase.

—Yo no —aseguró Amadeo.

—¿Nunca has ido a uno? —intervine porque me había dado la sensación de que Estani no sabía de qué hablábamos.

Negó con la cabeza y las tres abrimos la boca asombradas.

—¡No puede ser! ¡Tenemos que ir al que montan este mes en el Parque de Atracciones de aquí! —gritó Nicki emocionada—. ¿Vamos? ¿Hecho?

—¡Si a ti te da miedo! —exclamó riéndose Pao—. Contad conmigo.

—Si somos seis...

—Estaría guay, hace años que no voy —aceptó Jimmy para nuestra sorpresa.

—Si consigues convencer a Estani, me apunto.

—¿Estani? —insistió.

Nos miró, resopló y volvió a mirar de forma alternativa a Nicki y a Jimmy, que suplicaban en silencio que aceptase. Vamos, sé condescendiente con ellos. Aproveché que estaba a mi lado en el sofá, le di un choque de rodillas y le guiñé un ojo con torpeza para convencerlo en silencio. Él sonrió, creo que más por mi falta de habilidad para cerrar un solo ojo que por la presión silenciosa a la que lo estaba sometiendo. Desvió su mirada turquesa a mi amiga rubia y puso su granito de arroz como celestino:

—Está bien, me apunto.

©Amor por Causalidad I (APC) (COMPLETA) FINALISTA WATTYS2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora