—Bueno, yo me transformo en un diablillo cada cierto tiempo. No soy capaz de recordar nada después de eso. —Wendy y Clyde se observaron con atención. —Los rosarios o cosas así no me suelen afectar, aunque eso ya lo notaron. Mi madre es un demonio o solía hacerlo hasta que la desterraron tras enamorarse de un humano y tenerme a mí.

Un silencio rotundo inundo la habitación. Nadie se esperó que confesara sobre su pasado con tanta facilidad.

—El padre de Tweek tiene una maldición porque intentaron atacarme los mismos demonios que quisieron llevarse a Wendy. Decidió tocar el rosario que Clyde me regaló para que no me afectara. —tragó saliva.

—¿...No hay manera de salvarlo? —preguntó Clyde serio.

—Tal vez pueda hacer algo. —dijo Wendy.

—¿A qué te refieres?

—Puedo curar a las personas tal vez si lo intento...

—Es imposible. —interrumpió Tweek. —Mi padre de todas maneras morirá pronto.

—¡Tweek! ¡¿Por qué dices eso?! —refutó Craig.

—¡No lo entiendes! —se levantó.

El azabache tenía intenciones de insistir, pero la mano de Clyde le detuvo. Le miró con seriedad, entonces entendió.

Sería mejor dejarle solo.

—Creo que ha sido bastante información en poco tiempo. A pesar de que no hemos encontrado nada aparte de lo que dice ese libro en la biblioteca, esto es suficiente para poder defendernos. —dijo Wendy muy motivada.

—Así es. Ustedes han hecho bastante mientras yo simplemente he estado lejos. —suspiró Clyde.

—Pero ya estás aquí y no estamos solos, contamos con cada uno de nosotros para encontrar una solución. Mientras estemos juntos no sucederá nada malo. —las palabras de Craig hicieron sonreír a sus amigos.

—¡Hablas como todo un líder! ¡Deberíamos ser llamados el equipo Craig! —Clyde agitó con las manos muy animado.

—¡Oh, es una buena idea! No tengo problema en llamarnos así.

—O-oigan, me están dando demasiado crédito. No creo que sea necesario. —dijo avergonzado.

—Además de un gran líder es humilde, vaya mina de oro.

—¡S-suficiente! —ambos rieron ante la reacción del azabache. Craig se relajó un poco al ver volver la actitud de Clyde cuando lo conoció.

—Wendy, ¿no tendrás problemas entonces si te quedas con nosotros? —cambió de tema Clyde.

—¿Y-yo? —los ojos violetas de la azabache se abrieron por la impresión. —No creo que sea necesario, ya tres son multitud y estoy segura que solo los molestaré.

—¡Tonterías! ¡Tú habilidad nos será más que útil y no deberías estar aislada de nosotros!

—Bueno genio, si propones eso... ¿Cómo se supone que lograremos que cuatro personas compartan la misma habitación sin levantar sospechas?

—¿Estás bromeando? ¡Cuando te persiguieron esos demonios nadie se dio cuenta de tu desaparición! ¡Estoy seguro de que el que no estés en tu habitación será igual!

—¿Qué clase de demonios? —preguntó Tweek acercándose.

—Uhm. —Clyde le miró inseguro. —Eran... Creo que, es mejor que Wendy te lo diga.

—Son tres niños pelinegros con el cabello teñido de diferentes colores. Eh... Usaban prácticamente ropas oscuras. No vi sus rostros.

Tweek le observó con algo de asombro.

—¿No había ninguna chica?

—La escuché pero... no logré verla. —dijo Craig.

El blondo se perdió en sus pensamientos.

—¿Los conoces? —preguntó serio Clyde.

 —Me gustaría decir que no. —se sentó teniendo la atención de todos. —Esto será algo largo:


El mundo en el Infierno es muy diferente al terrenal, a pesar de que se rige de la misma manera. Hay reglas que se deben cumplir, es muy fácil darse cuenta quien ignora las advertencias.

Mi madre a pesar de que fue una demonio de clase alta, las veces que bajaba a la superficie a cumplir las órdenes bajo Lucifer aquello haría que poco a poco se enamorara de un humano llamado Richard. 

Se conocieron en su cafetería. Mi madre Hellen tomaba la forma de una joven hermosa por naturaleza como siempre lo fue.

Entonces mientras escondía esa relación, nací de manera imprevista.

Ella no pudo haber estado más aterrada. Con tanto temor a que fuese descubierto me mantuvo en el mundo humano sin decirle a mi padre.

Pero aquello no fue más que el peor error que pudo cometer.

Lucifer la descubrió, por mera suerte pudo ser capaz de huir. No fue suficiente para de evitar que la desterraran para siempre del Infierno.

Así que conmigo en brazos fue cuando pidió ayuda a mi papá, explicando todo lo que paso. 

Se escondieron en un hogar muy lejano en las montañas, donde conoció a los que serían creyentes de la Iglesia. 

Entonces mi madre me quería convencer de que si asesinaba humanos podría convertirme en un demonio completo.

Me uní al grupo de demonios que raptaba niños en la Iglesia.

Más no fui capaz de matar a nadie.


Este mocoso no es más que un inútil. 

Solo nos estorba, ni siquiera es capaz de controlar sus poderes.

Que perdedor...


...《


—¿Tweek? —salió de sus pensamientos, hace rato había contado su origen y se quedó meditando su existencia. Craig mantenía una mano en su hombro mirándolo con preocupación.

—Craig, he sido un imbécil contigo. —comenzó a decir, haciendo que el azabache le viera confuso. —Fuiste el único que no me juzgó. A pesar de que podía hacerte daño, no te detuviste aun así... Me defendiste aunque no me conocías completamente.

No dijo nada, de alguna manera se sentía muy feliz porque pensara así de él.

—Te protegeré con mi vida si es necesario. —aquello lo desconcertó. —Aunque mi madre haya pedido tu ayuda, si se me da la oportunidad de hacerlo no dudaré. —miró a los demás. —Al igual que ustedes, son mi familia ahora.


𝟢𝟥/𝟣𝟢/𝟤𝟣: Capítulo editado.

𝐒𝐞𝐧̃𝐚𝐬 ¦ CreekWhere stories live. Discover now