•You Are Finally Here•

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Año 2000, Septiembre.

Luego de tantas horas sentados en la incómodas sillas de plástico, era como estar flotando en una nube el estar en el asiento del auto y, cuando su espalda se relajó contra el respaldo, le fue inevitable no cerrar los ojos y soltar un suspiro aliviado.

Al fin.

El sonido de la puerta del acompañante fue cerrada con tal fuerza que la hizo abrir los ojos al dar un respingo en su lugar, de inmediato miro a su lado para maldecir con todas las letras del abecedario a su imbécil cuñado, pero ni siquiera pudo decir una sílaba al seguir con la mirada una fina mano que se colaba entre ambos asientos y golpeaba en el brazo al hombre quien se quejó en voz baja.

"Maldito animal, agradece a cualquier santo que no la hayas despertado" susurró la castaña, sus ojos destilando odio genuino hacia su esposo que estuvo a nada de ser ex-esposo si su bebé se despertaba.
Aparto la ojos del padre de su hija, quien la miraba con culpa y revisó a la bebé la cual seguía dormitando como un ángel en sus brazos, relajó lentamente su cara.

Llamenla exagerada, pero era una madre primeriza de 44 años, el instinto de protección estaba en su máximo nivel. Desde que le dieron la noticia que había esperado por años y que al fin esta se cumpliera la tuvo en un constante sube y baja de emociones estos nueve meses. Su esposo puede dar fe de ello, el estrés combinado con el miedo, en algunas ocasiones, opacaba la felicidad que sentían.

"Lo siento. Es que me retuvieron más de lo creí con esos malditos papeles. Solo quiero ir a casa, amor" dijo, dándole una pequeña sonrisa dirigida a la mujer y a su hija -la cual aún no pudo cargar-.

"Lo sé, pero trata de ser un poco mas cuidadoso, Ricardo" la castaña le respondió simplemente, mirándole con cariño al notar la mirada llena de amor de él en su bebé. Solo recibió un asentimiento de su parte.

"Mónica, ahora los voy a llevar a su casa. Tengo que resolver algo, ¿sí?" avisó la pelirroja, conectando miradas con su hermana, la sonrisa que no había desaparecido desde que sostuvo a su hija, parecía cada más amplia. Debía admitir que era contagiosa, muy a pesar de los problemas que le esperaban.

"Esta bien. Yo te llamaré esta semana para que vengan ustedes a cenar a casa" aseguró con un asentimiento y volvió su atención a la bebé cuando el vehículo se puso en marcha. La tristeza en los ojos de su hermana siendo algo que no notó o tal vez no supo descifrar, pero era algo que nunca sabría por boca de la otra sin importar cuantas veces preguntará.

Era mejor así.

"Esta bien. Pero no te apresures, disfruten ustedes este tiempos con ella" dijo, sin apartar los ojos del camino, una sonrisa ladeada siendo la única expresión que la castaña en la parte de atrás pudo ver por el espejo antes de que la otra continuara. "Luego yo la consentiré y la acapararé las 24 horas"


Mónica se río ante el comentario, era algo que se esperaba de la menor, pero había algo que no la dejó tranquila cuando notó a la mujer llevarse una mano a la cara para frotarse los ojos bruscamente para después volver la vista a la ruta.

Iba a preguntarle que le sucedió, porque desde hacia rato la notaba intranquila y apagada, pero fue detenida cuando un pequeño sollozo se escuchó que con los segundo se volvió un fuerte llanto que resonó en el auto. Lo que se llevaría su atención ahora estaba claro.

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⏰ Last updated: Apr 20, 2021 ⏰

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The Piece That I LostWhere stories live. Discover now