Gabriela también lo miró asombrada, Jose se veía realmente guapo en su traje. Se acercó y puso sus brazos alrededor de su cuello, besándolo brevemente.
—Te ves impactante de rojo, estas demasiado hermosa —Jose le mostró su sonrisa más seductora—. Definitivamente es tu color.
—Lo se —pestañeo coqueta—. Aunque debo admitir que en todos los colores me veo hermosa.
Jessy seguía aún conmocionada cuando Gabriela le había contado quién era su mate y como la torturaría si se lo contaba a alguien. A ella se le había hecho algo confuso imaginarla con alguien tan mayor, pero cuando vio a Jose, lo entendió todo.
Si la diosa luna le mandaba un mate mayor tan atractivo como el mate de Gabriela, no se quejaría.
Además que Gabriela parecía realmente enamorada, así daba menos miedo.
—Bueno, ahora que están listas, quería pedirles algo —Jose saco unos frascos de su bolsillo—. Voy a tomar esto, son pócimas que me cambiarán físicamente para no ser descubierto hoy y quisiera que si algo sale mal, me ayuden.
—¿Cambiar físicamente? —Gabriela lo miró confusa—. Pero Jose, usaremos antifaces, no te reconocerán.
—Si alguno del escuadrón de Oliver fuera, me detectaría rápidamente —se explicó Jose—. Acabo de tomar un tapa olor muy poderoso que hará efecto por días, pero eso por sí solo no funcionara, esto será solo por unas horas y me permitirá pasar desapercibido entre ustedes.
—Creo que es una buena idea —dijo Jessy—. Solo por ser la pareja de Gabriela, llamará mucho la atención.
—Es cierto, eres muy popular Gabriela —acotó Odette—. Todos estarán pendientes de con quién estás yendo al baile.
—¿Estás seguro de querer hacer esto? —Gabriela lo miró preocupada—. Si piensas que es muy peligroso, prefiero no ir a que te arriesgues con esta pócima.
Jose le beso en la mejilla.
—Estaré bien, solo estoy algo preocupado por los efectos secundarios —dijo mirando la pócima—. Al parecer, puede que olvide algunas cosas, pero nada dramático.
—¿Y que hará la pócima? —preguntó Leia curiosa—. ¿Te cambiaría el color de cabello?, ¿O cambiará tu cara?
—¡Tu cara no! —exclamó Gabriela—. Me niego a que dañes tu hermoso rostro.
José se rió.
—No exactamente, pero estoy segura que te gustará —Jose volvió a besarla pero esta vez con más profundidad, incomodando algo a las demás chicas, menos a Leia que quería chillar de felicidad al ver a su amigo siendo feliz—. Además que tengo la pócima que lo contrarresta.
—Está bien —asintió Gabriela, aún nerviosa—. En ese caso, es mejor que te lo tomes ahora, los demás chicos no demorarán para venir a recogerlas, se supone que iríamos todos juntos en la limusina.
Jose asintió y todos fueron a la sala, todas estaban esperando para ver los efectos de la pócima.
Se se sentó en el mueble más grande, Gabriela a un lado y Odette lista para usar sus poderes curativos a la otra.
Hasta Leia cogió de las manos a Jessy de lo nerviosa que estaba.
Jose botó el aire ansioso, destapo la pócima y la ingirió rápidamente.
Pasó algunos minutos pero no pasó nada.
—Tal vez no funcione en burros —bromeó Leia.
Odette, Jose y Jessy se rieron, pero Gabriela la fulminó con la mirada.
CAPÍTULO 23.-segundo fragmento
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