Libérame

Capítulo 7

Volvió a mirar al frente y le indico al hombre que prosiguiera.

—Aquí está la mujer que compró, mi señora—Murmuró el hombre levantando a la mujer apretándola fuertemente del brazo.

Lauren sintió a Camila tensarse sobre su regazo así que puso su mano alrededor de su cadera y la jaló hacia ella besándole suavemente el cuello antes de volver al hombre.

—Entregesela a mí comandanta—Ordenó la conquistadora completamente seria.

Su aura era tan dura e intimidante que el hombre asintió y camino tembloroso jalando a la mujer, pero se detuvo al ver a la comantanta.

—¡Ella es la que trató de robarla!—Exclamó indignado.

—¿Y?, ahora la estoy comprando—Respondió la conquistadora volviendo a hacer temblar al hombre.

El hombre se vio indeciso pero jalo a la mujer de nuevo hacia él y la conquistadora vio cómo sacaría un cuchillo para amezarlas, así que rápidamente tapó los ojos de su castaña y sacó el cuchillo que siempre tenía.

Era uno de los cuchillos más afilados que tenía, así que este paso por la tela, rompiéndola y en menos de segundos esta se encajó en la frente del hombre, matándolo enseguida. La esclava pegó un grito horrorizado sintiendo la sangre de su anterior amo empaparle.

—¡Serás imbecil, pudiste darle!—Gruñó la rubia-castaña corriendo hacia la esclava, que se encontraba en el suelo sollozando. 

—Por Ares, Lauren, ahora tendré pesadillas esta noche—Se quejó la rubia tapándose los ojos.
Camila temblaba en el regazo de su señora, Lauren lo sintió y la rodeó con su brazo sin quitarle la mano de los ojos, no quería que viera esa escena asquerosa.

—Llamen a los de limpieza y que se encarguen del cuerpo—Ordenó la mujer levantándose con su castaña en sus brazos—Para la próxima no robes mujeres, Hansen. Mucho menos las colores en mi nombre—Bufó antes de pasar por la tela—Ally, quiero nuevas telas pero ahora quiero que sean amarillas.

—Por supuesto, Lauren, ¡como soy la sirvienta y costurera!—Habló irónica soltándole una carcajada a Dinah y a la conquistadora.

—Lleva a la pobre mujer a que la revisen, ese hijo de puta se merecía esa cuchilla en el cerebro—Gruñó molesta antes de llevarse a su castaña de ahí.

La castaña está en shock, a pesar de que ni había visto nada todo había sido tan horrible, desde él hombre tratando horrible a la pobre mujer negra después de enterarse que esa mujer no iba para su señora sino para su comandanta, y que está había tratado de robarla, hasta el sonido del cuchillo enterrándose en, al parecer, en la frente del hombre.

Lauren llevo a su oficina a la castaña y sintió las terribles ganas de contarle todo lo que había pasado. Apenas salieron de ahí, la peli-negra le quitó la mano de los ojos a su castaña, caminaron en silencio hasta la oficina, la cual tenía algo escrito en la puerta, vio de reojo a su castaña pasar la mirada por las letras y fruncir el ceño. Negó la cabeza divertida antes de entrar a la oficina, la cual estaba llena de papeles y escritos, tenía una ventana en una de las largas paredes y está veía hacia el patio.

Ahí era donde la oji-verde le echaba un ojo a la castaña cuando salía y ella se encontraba trabajando.

—Hace mucho no estábamos solas—Refunfuñó la mujer sentándose en uno de sus sillones con su castaña aún en brazos, enterró su nariz en el cuello de Camila e inhaló su olor. Camila soltó una suave risa que hipnotizó a Lauren.

—Tienes razón—Rió ligeramente pasando sus manos detrás del cuello de la oji-verde.

—Te extrañe—Admitió en un murmuro pasando su lengua por el cuello de la castaña.