Érase una vez - Larry Stylinson

4: Baelfire

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Un mes y una semana despues...
Storybrooke, Maine.
Presente.

Aún no había rastros de magia en la ciudad de Storybrooke. Todo siguió igual de tranquilo como alguna vez fue. La reina y el rey no encontraron respuesta a alguna sobre lo que había visto Zayn.

Ni siquiera Regina, quien poseía todo los libros sobre todas las clases de magias, hechizos y posiciones. Lo único claro que tenían era que la magia venía de otro lugar y alguien intentaba entrar a la ciudad.

O eso creían.

Luego de una semana que declararon el toque de queda, a quien le tocó presenciar otro portal fue al ser más mentiroso y ambicioso que todos conocían: Rumpelstiltskin.

Luego de lo dicho por el joven Hood, Rumpelstiltskin al igual que todos, quería respuestas. Pasó todas las noches en el Bosque Encantado. Salía antes de que se declarara el toque de queda, llevaba comida y un saco de dormir.

Hasta que una de esas noche, lo vio. Vio como otro portal era abierto, pero era de un color distinto. Amarillo y brillante

No vio nada, pero escuchó como alguien gritaba, desesperado.

"¡No! ¡Baelfire!"

Luego se escuchar el nombre de su hijo, se quedó mirando el portal que había desaparecido luego de dos segundos de aparecer. Habían nombrado a su hijo.

Su hijo seguía vivo, en algún lugar.

Al siguiente día, volvió a la casa de empeño intentando que nadie notará que pasó la noche en el Bosque. Busco en libros, en su mente, alguna respuesta válida.

No la encontró, pero estaba ahí. Su hijo estaba en algún lugar y iba a encontrarlo.

Y ya sabía cómo.

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[Wonderful Tonight - Eric Clapton]

Era una noche de lluvia y tormenta en la ciudad de Storybrooke. El invierno estaba empezando y decidió hacer su aparición con un día, como algunos lo llamarían, un día de mierda.

Pero para Louis no lo era. Él amaba la lluvia y especialmente las tormentas, podías quedarte en tu habitación cálidamente mientras mirabas las maravillas de la madre naturaleza por tu ventana.

Y Louis esa noche se fue a dormir felizmente con el ruido de la lluvia. Hasta que un rayo seguido de golpes en una puerta lo despertaron.

No era su puerta por qué él golpe provenía desde lejos. Espero a ver si dejaban de golpear, pero luego de un minuto la puerta seguía tocando.