Capítulo 42

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CONFUSIÓN

Allison
* * *










Aquella nube viaja con lentitud frente al sol, que impide que sus rayos cubran toda la ciudad y agradezco a mis adentros ya que, un poco más, y conseguía broncearme en pleno otoño. Solo veo una especie de eclipse en el cielo al ver el resplandor solar que tiene aquella nube. Llevo mi mirada hacia mi alrededor y los campos son lo que nos rodean. Las rutas son casi desérticas, sin embargo, hay dos o tres autos que nos acompañan en este viaje.

Hace un momento, le he pedido a Bill que me deje en Lompoc, que no me lleve directamente hacia mi casa. Desde entonces, se ha centrado en guiar el viaje sin plática alguna. Y eso me ayuda a revivir lo de anoche para poder darme alguna idea de dónde podría estar aunque jamás me tomé el tiempo de conocer la ciudad.

—Señorita Allison —espeta él y llevo mis ojos a su dirección de forma inmediata—, disculpe el atrevimiento..., pero escuché un poco de su conversación.

—¿Mi llamada?

—Así es.

—...

—Y, ¿es verdad? —pregunta y lo veo por el espejo—. ¿Usted y el señor Jackson están juntos?

Y sonrío al saber el tema del que quiere hablar. Al parecer, Bill no ha fingido ser sordo. Ha escuchado toda la plática que tuve con Adam hace un momento. Cruza su mirada con la mía desde el espejo retrovisor y solo asiento en silencio, totalmente tímida al respecto.

—No lo creo... Entonces..., ¿ya lo sabe?

—¿Saber qué?

—Que usted es la joven que el señor estuvo buscando durante mucho tiempo.

Y me relajo al saber de lo que habla, recordando en ese mismo momento aquel día en que él me ayudó a llevar mis cosas en Embassy, y, cuyo día él me estaba hablando y preguntando sobre la supuesta joven que Michael veía a lo lejos y a quien quería ver con más privacidad. Ni yo aún creo que esa chica, de la que él me habló por teléfono, sea yo... Nunca me lo hubiese imaginado. Ni siquiera pude reconocer esos dos encuentros cuando él me los contaba.

Simplemente, no me lo imaginaba.

—Sí, Bill —respondo y me ve por un segundo—. Michael me lo dijo... Pero —decido decir, algo chistosa—. ¿Por qué no me lo dijiste aquel día así cortábamos tanto suspenso?

Y una sonrisa se dibuja en su rostro.

—Tuve que esperar hasta anoche para saberlo —finjo reprochar y compartimos un momento agradable.

—Estaba por decírselo —me cuenta y continúo viéndolo—, pero... no quise involucrarme. El señor Jackson nos había pedido que nos olvidáramos de la joven que buscaba, así que no quise hacer nada sin su aprobación.

—...

—Pero —agrega con el ceño fruncido—, ¿ustedes ya no hablaban cuando se vieron en el Centro en Ave?

—Sí...

—Entonces...

—Estaba que moría de miedo, Bill —respondo antes de que me pregunte lo más obvio—. Tenía en mente, no lo niego, tenía la idea de decirle a Michael: «No puedo creerlo. Soy yo, Michael, soy la chica con la que hablas». Pero... Me invadió el miedo, y no pude hacer más que tratar de irme.

Encontrarte © | Michael JacksonWhere stories live. Discover now