Conociendo un poco más al pelirrojo

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Era completamente blanca y con tejados celestes, parecía de ensueños, tenía dos pisos y un garaje por lo que se veía, era muy clásica y hermosa. Si alguien pasara por ahí no se daría cuenta de que ahí vive una sola persona y que, esa única persona, es un mago.

-Tú nueva casa, ____________.-suspiró Arthur Weasley con felicidad. Lawler se bajó del enorme auto de Potter con valija en mano, poniéndose más nerviosa con cada paso que se acercaba a la puerta de la casa.

Dentro de la casa se encontraba un muchacho alto y pelirrojo mirándose al espejo de uno de sus dos baños. Veía que tenía ojeras y estaba más pálido de lo que ya era, hasta sus pecas parecían desaparecer con su palidez, se sintió extrañamente frustrado toda la mañana, pero cuando se vió al espejo notó que el color le volvía a su piel y que las ojeras desaparecían, como por arte de magia, ilógico, ya que Fred Weasley no estaba utilizándo su varita mágica.

Cuando tocó el timbre de su casi-mansión privada, el color a su piel volvió por completo y parecía renovado, extrañamente se sintió feliz. Salió escaleras abajo y abrió la puerta de la casa, encontrándose con su padre.

-Eh, papá.-lo abrazó.-Pasa, pasa.-su padre entró como si fuera su propia casa, cosa que a Fred le hizo sentirse mejor de lo que ya estaba, saludó a su cuñado con un apretón de manos y lo hizo pasar también. Bajó más la cabeza, para encontrarse con una chica de cabello negro como la noche y blanca como la nieve, parecía un agente secreto vestida completamente de negro.-Bienvenida.-dijo corriéndose a un lado para que ella pudiése pasar a la casa. Ella entró mirándola impresionada, estaba más limpia que su antigua casa y estaba repleta de fotos por todos lados, fotos de sus sobrinos por parte de George, Bill, Charlie y Percy, su hermana embarazada, el casamiento de cada uno de sus hermanos, sus padres, él de pequeño con una escoba de juguete, sosteniéndo a un pequeño bebé pelirrojo. Sin dudas era un chico al que le gustaba la idea de una familia.

Fred se quedó incómodo con la mirada a todas las fotos que estaban colgadas por las paredes, pero vió que la chica soltó la maleta que tenía al lado, así que su educación lo empujó a agarrarla.

-Voy a dejarla en tu habitación.-Fred se encaminó a la escalera.

-No, no, yo puedo llevarla si tu me dices dónde está, no te preocupes.-dijo tratándo de agarrar su maleta, algo avergonzada por la hospitalidad del chico que le resultaba irritante. Él negó con la cabeza.

-Sígueme.-y agarrándo con más fuerza la pesadísima maletita subió las escaleras, con la chica aún embelesada en las fotos que rondaban por todos lados detrás de él. _______________ notó que al terminar la escalera había varias puertas en el pasillo, eran cuatro. Fred caminó sin vasilación hasta la tercer puerta a la izquierda y la abrió.-Pasa.-dijo antes de entrar él. Ella entró pidiéndo permiso y miró una habitación completamente blanca, la cama era de dos plazas, blanca, con frazadas, almohadas y sábanas blancas, estanterías blancas, un escritorio blanco, cortinas blancas, una mesedora blanca y un enorme armario del mismo tono acromático puro, era una habitación completamente neutra, a ________________ le pareció que su maleta que Fred dejó en medio de la habitación quedaba fuera de lugar con ese color verde. 

Era espaciosa y enorme, pero era de alguna forma tristemente hermosa. Fred se quedó contemplando a _____________ con los ojos muy abiertos, esperándo alguna respuesta, cuando después de un largo rato habló él mismo, impaciente.

-¿Qué te parece?-preguntó nervioso. Ella miró el suelo de madera blanca.

-Es... hermosa.-dijo frunciendo el ceño con confusión, pero Fred sintió que había sido sincera y tenía razón, para Lawler, la habitación era hermosa, tristemente hermosa, como había mencionado antes, pero hermosa al fin y al cabo.

You're Always On My Mind (Fred Weasley Fanfic)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ