Era un día cualquiera por la mañana. Oliver estaba en clases al lado de su mejor amigo Henry, planeaban salir de fiesta el fin de semana siguiente. Oliver estaba cansado de las clases, por eso no prestaba tanta atención. Solía sacar buenas notas y estudiar mucho, hasta que conoció a Henry, un chico divertido pero poco estudioso que se acababa de mudar desde la ciudad hasta su pueblo. Solían pasar las tardes en el parque del pueblo, donde hablaban y hacían locuras. Después de una semana juntos acabaron siendo mejores amigos.
Quedaron el viernes por la tarde en casa de Lucas, la persona que organizaba la fiesta. Iría toda la clase y algunos amigos suyos. Cuando llegó el viernes por la tarde, los dos fueron a la fiesta de Lucas, donde había mucha gente, incluida la chica que le gustaba, Jessica. Oliver estaba muy nervioso porque era su primera fiesta.
Al cabo de unas horas le llamaron a Henry. Eran sus padres, que necesitaban ayuda para la mudanza que estaban haciendo, así que Henry fue a ayudarles. Oliver, solo y confundido se fue a su casa a jugar videojuegos. Dos días después Oliver fue a clases como de costumbre. Pero algo era diferente, Henry no estaba. Oliver pensó que estaba enfermo y por eso no vino, así que no se preocupó. Pasaron los días y Henry seguía sin aparecer. No contestaba mensajes ni llamadas. Oliver, preocupado, fue a visitar a los padres de Henry.
