C͟h͟r͟i͟s͟t͟i͟a͟n͟ C͟o͟u͟l͟s͟o͟n͟

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T͟h͟e͟ Q͟u͟e͟e͟n͟

Me encontraba caminando por todo el corredor del castillo, de un lado a otro sobre la fina alfombra roja, mientras mi prometido me calmaba.

Tn: Siento que aún no estoy lista para esto Christian, no aún, no para llevar el peso de una nación en mis hombros- le dije caminando de un lado a otro mientras intentaba calmarme.

Christian: Cariño. Lo harás bien... serás una gran reina, tranquila- dijo acercándose a mi y sobando mis hombros- estoy seguro que eres lo que la nación necesita, eres una gran mujer y serás una gran monarca, digna de este imperio- dijo sonriéndome suavemente.

Tn: Christian... Debemos consolidar este matrimonio antes de que yo suceda al trono y... ¿tú no estás nervioso?- le dije mientras limpiaba mi frente con el pañuelo de seda rosado que tenía en mis manos.

Christian: No querida, para nada, serás la futura reina y yo estaré a tu lado, solo como un compañero, más no seré el Rey. Eso lo harás tú, pero... para eso nos casaremos, para apoyarnos- dijo enlazando mis manos con las suyas, mientras estaba frente a mi. La luz de la ventana le daba suavemente en el rostro, haciéndolo lucir maravilloso. Así que después de calmarme, me dio un beso en la frente y se fue de mi habitación.

Hoy era mi boda y un día previo a la coronación, lo que significaba que pronto sería la Reina de Inglaterra. Christian era príncipe de una parte de Inglaterra, por lo que mis padres al querer unir todo el territorio, decidieron casarme con él. Para haber sido un matrimonio arreglado, debía admitir que ambos nos llevamos muy bien desde el inicio y siempre había estado apoyándome desde hace 2 años que había pedido mi mano, así que le tenía cariño.Era un gran hombre y esperaba poder amarlo algún día, ya que sería mi futuro esposo, alteza real y aliado monárquico. Sin embargo, tenía miedo...yo nunca había querido ser Reina... pero al ser la mayor después de mi hermano (al que mi madre le había negado la corona) debía asumir esa responsabilidad.

Una vez que me pusieron mi vestido, los tocados, me arreglaron el cabello, me pusieron mi velo y me maquillaron, salimos camino a la Abadía de Westminster donde se consolidaría esta alianza, venía aterrada, ya que además Christian se había ido en otro carro. Por lo que mi acompañante (era un varón, ya que aquí en Inglaterra suele ser un hombre para mayor protección, una costumbre de hace años) Brad, trató de calmarme.

Brad: Su alteza... todo estará bien- dijo tomando mi mano con cariño.

Tn: Aún no soy la reina Brad, tutéame- le dije soltando una sonrisa.

Brad:Pero pronto lo serás, así que debo acostumbrarme, no estará bien que te tutee un simple acompañante- dijo serio.

Tn: Sabes que no eres un simple acompañante, eres mi mano derecha, además de que siempre serás mi amigo, lo has sido desde que éramos unos críos, además... te necesitaré toda la vida- dije de nuevo nerviosa jugando con mis guantes.

Brad: Gracias majestad... pero, debe tranquilizarse, será la mejor monarca de todos los tiempos, ya verá... por algo su madre la eligió a usted como la heredera y no a su hermano- dijo serio, por lo que yo me sentí un poco apenada y culpable.

Tn: Pero aún puede escoger a mi hermana si lo arruino- dije tragando saliva.

Brad: Su hermana es menor y además, no tiene la pinta de reina- me dijo sobando mi mano y después de un par de minutos, el chofer se detuvo- hemos llegado- dijo Brad saliendo del auto, para después abrirme la puerta, y ayudarme a salir, ya que con el enorme vestido podía caerme en cualquier momento. Mi vestido era largo de encaje en los hombros y seda en la parte de abajo, con corte de princesa, además de contar con algunas flores blancas en la parte de arriba sin exagerar, ya que llevaba mi collar de diamantes.

𝑂𝑁𝐸  𝑆𝐻𝑂𝑇𝑆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora