-No- no quería la oscuridad, me recordaba a esa habitación donde me tenían encerrada -solo... déjala encendida.

Obedeció sin cuestionarme y nos acostamos, cara a cara, por unos minutos me quede mirando a Harry, detallando su rostro, su piel tan limpia y blanca como de costumbre, sus ojos azules como el mismísimo cielo, sus suaves manos acariciaban mi mejilla tratando de hacerme saber que estaba a salvo, las yemas de sus dedos tan delicadas, él era tan puro y yo estaba tan defectuosa por dentro, mi piel con marcas me hacían ver como un pizarrón rayado y mis moretones solo mostraban las manchas de mi alma.

Fui casi abusada y lo único que me libro de no serlo fue ser una "sangre sucia", pero la mugre no estaba en mi sangre, estaba en mi moral al ser tocada contra mi voluntad y a pesar de haberle suplicado a ese hombre que parara no lo había hecho, como si mi vida no valiera, como si yo no valiera.

Una lágrima cayó por mi mejilla, Harry la limpio y me empujó hacia él cubriéndome en un abrazo, besó mi frente y yo solloce en su pecho.

-Estás bien, bonita, ya estás bien.

Llore sobre el hasta quedarme dormida pero entre mi sueño horribles recuerdos vinieron a mi mente.

-Vas a comer, pero sin las manos.

-¡No! Soy un ser humano y merezco comer como se debe.- espeté enojada.

Era una de las mañanas en las que Rodolphus Lestrange me había traído el desayuno.

-Eres una sangre sucia, no pretendas que te otorgaremos ese placer.

Cuando abrí mi boca para protestar entro Bellatrix jugando con la varita en sus manos.

-No quiere comer.- me apuntó despectivamente el hombre.

-Yo haré que coma.

En eso ella me apuntó.

-¿Vas a comer como se te ordenó o quieres seguir con la discusión?

-No quiero comer.

-Pues lo harás.

Con un movimiento de su varita me lanzo un imperio pero puse toda mi fuerza de voluntad para no ceder, mi abuelo me había explicado hace años que ese hechizo controla tu mente y si sabes mantenerla cerrada durante el impacto puedes contenerte de cumplir órdenes.

Eso hice, no cedí. Lo que al parecer hizo que se enojara más.

Entre su impotencia me lanzo varios crucios, mi delgado cuerpo se retorcía del dolor, esto ya no era psicológico, era físico y yo ya no tenía control sobre lo que sentía. No solo lanzo uno, lanzo varios, seguidamente, mientras yo seguía arrastrándome y gritando tan fuerte que me desgarraba la garganta.

Me desperté gritando y moviéndome bruscamente golpeando todo al mi alrededor.

-¡Hey, hey, hey!- Harry trataba de calmarme, su voz tranquila me trajo a la realidad.

Mi pecho ardía, subía y bajaba agitado, no podía respirar.

-Harry, yo... no puedo- tartamudeaba al hablar, pero intentaba decirle que el aire del exterior no llegaba a mis pulmones.

-Tranquila t/n, solo estás hiperventilando, debes calmarte.- estaba asustado, por su cara pude ver que no sabía que hacer para ayudarme pero lo desesperado que estaba por hacerlo.

Puse una mano en mi agitado pecho y cerré mis ojos tratando de regular mi respiración.

-Eso fue solo un sueño, bonita, ahora estás aquí, conmigo.

Harry hablaba mientras yo intentaba calmarme, sus palabras ayudaban.

-Nunca volverás a estar sola, nunca te volverán a tratar mal, yo siempre te cuidare.- puso una mano sobre mi rodilla con cuidado.

Abrí mis ojos y vi sus ojitos azules llenos de preocupación, con tantas ganas de ayudarme.

-¿Me lo prometes?- mi vista se volvió borrosa por las lágrimas.

-Lo prometo.

Mi respiración ya se había restaurado y me lance sobre él a abrazarlo, la calidez de su cuerpo era tan placentera que desearía vivir ahí para siempre, estar con él para toda la vida.

~.~

Los días siguientes a ese Harry siguió quedándose conmigo en mi habitación a cuidarme, nada de sexo ni cosas parecidas. Cuidaba de mi como si me fuera a romper.

Desayunos juntos, despertar uno al lado del otro cada mañana, leer, hablar. Todo era tan hermoso que ya no quería que llegara el momento en el que él tuviera que irse a su habitación y volverme a dejar sola.

Las pesadillas se volvían menos frecuentes, pero no permitía que Harry me besara ya que cuando teníamos ese tipo de cercanía la imagen de aquel hombre queriendo abusar de mi venia a mi mente a perturbarme, yo no le decía nada al azabache sobre eso, el solo veía como lo esquivaba pero no se ofendía, él de alguna manera me entendía.

Las visitas de Ron, Hermione, Neville y Blaise eran muy frecuentes, sobre todo las de este último, vivía pegado a mi como una garrapata pero me agradaba.

-Entonces ¿qué quieres hacer hoy, enana?- junto ese día me estaba visitando el moreno mientras Harry estaba en clases -Tenemos ajedrez y cartas.

-Creo que voy por el ajedrez.

-Eres una tramposa ¡eliges ese porque siempre ganas!

-Yo soy la que decide aquí, mi querido negro del lago.

Empezamos a jugar y llegó Potter como todos los días, con más comida, mi peso se había restablecido bastante, pero seguía viéndome delgada y pálida.

-Ay, mira nada más ¡ya llegó Potter el papá luchon!- exclamo Blaise burlesco, el tiempo que ambos pasaban conmigo había hecho que se llevaran mejor o bueno, en realidad yo los había obligado a llevarse mejor.

-Muy gracioso, Zabini- respondió sarcástico Harry y se dirigió a mi -Te traje pastel de carne con un poco de jugo de tomate, es para que tus mejillas recuperen la sangre que perdieron.

Lo tome y me dediqué a comer, decir que no tenía hambre era inútil con ellos, me obligaban a comer siempre.

-Ya mañana podrás incorporarte a clases- manifestó Zabini con una sonrisa -Si es que eso quieres, claro.

-Obviamente quiero, Blaise.

-Yo la acompañaré mañana- se adelantó Harry a decir.

-Ni lo pienses, yo la llevaré.

-Yo soy el encargado de cuidarla.

-Y yo soy su mejor amigo.

Estuvieron discutiendo un rato sobre quien me llevaría al gran comedor mañana. Para decidirlo Potter le enseñó al moreno un juego muggle llamado "piedra, papel o tijera" para decidir quien me acompañaría.

-Ja! En tu cara.- Blaise había ganado.

-No entiendo porque el papel le gana a la piedra.

-Tú explicaste las reglas, bruto.- le saco el dedo del medio a Harry en burla.

Estuvimos jugando cartas los tres hasta que llegó la hora de que Blaise se fuera, dejándome sola con Potter.

-No vayan a hacer cosas cochinas, hijos de la lujuria, nos vemos luego.

Nos despedimos y él se retiró.

Mariposas negras +18 (Editando)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن