Cierra Tus Ojos - Shawn Mendes |2da temp. Corazón Ciego|

Capítulo 1

En momentos como este, lograba darme cuenta que mi vida era casi perfecta. Manejando a toda velocidad por las calles de Los Ángeles en mi no-tan-nuevo Gt500, mientras Caroline y yo fingíamos ser Mick Jagger y le demostrábamos al mundo nuestras inexistentes habilidades vocales, no podía pensar en que existía algo mejor. Incluso, a pesar de que estuviéramos a mediados de Agosto, la temperatura era maravillosa; Ni mucho calor ni mucho frío. Algo extraño si vivías en California. «Definitivamente esta ciudad me quería de vuelta». Había vuelto de Princeton para pasar las vacaciones de verano con mi familia-Como era de costumbre, y con mis amigos. Había conocido personas maravillosas en el transcurso de todos estos años y se supondría viajarían en una semana y nos reuniríamos aquí para que pudiera mostrarles la ciudad-Interesante. También estaba muy, muy feliz porque este era mi último año en la universidad. Me graduaría y después me iría a vivir junto con Caroline a nada más y nada menos que ¡A Irlanda! Simplemente los paisajes y los acentos me derretían, así que cuando obtuve los fondos necesarios con mi trabajo de medio tiempo no lo pensé dos veces e hice los trámites para mi pasaporte. Obviamente mi mejor amiga era una alcahueta y se unió a mi y-

-¿____? ¿En qué tanto piensas? -Pregunto mi mejor amiga con una leve sonrisa en su rostro. Yo sacudí la cabeza, bajando un poco el volumen del estéreo.

-En nada. Solo estoy contenta, ¿Sabes? Me siento nostálgica de estar aquí. No puedo esperar para ver a mis padres... Si, aunque me mires así.

Caroline bajo sus lentes con la yema de sus dedos y me miro escéptica.

- ¿Segura que es solo eso? Yo solo solté un bufido.

- Si. Deja ese tema por la paz, ¿Quieres? No quiero andar de mal humor. Al menos no todavía.

-Como sea -Rodo sus ojos y se ajusto la parte superior de su camiseta-. ¿Vamos por una bebida? -Sus ojos se llenaron de ese brillo tan común de emoción. Yo solo rodé los ojos. Esta mujer era tan bipolar.

- Caroline, acabo de llegar. Me siento cansada y no tengo ganas de emborracharme, solo quiero dormir...

-¡No hablaba de tomar alcohol! -Soltó una carcajada-. Vallamos a la plaza y compremos unas malteadas. Es más, me siento tan generosa que incluso yo lo pagaré. ¡Vamos! Me reí junto a ella.

- Como podría decirte que no.

Me sorprendió ver el lugar tan vacio. No había cambiado casi nada desde la última vez que lo había visitado. Incluso aún estaban los grafitis en las paredes que había rayado Caroline-En sus épocas de delincuente. Sonreí y la tome de la mano, corriendo por los amplios pasillos mientras las personas nos miraban feo. Ustedes podrían creer que por ser casi mayores de edad, no comportaríamos más maduras. Pero no. Seguíamos siendo el mismo desastre andante de hace cuatro años. «Madurar era para las frutas...» Nos sentamos en una mesa cerca de la puerta y encargamos malteadas enormes e incluso algunas donas.
Extrañaba el sabor tan familiar, así que no me importaría obtener un kilo más, de todas formas no estaba a dieta...

«Esos ojos».

Mi mente se quedo en blanco. Sentía como el liquido se deslizaba por mi pecho y creía escuchar a Caroline gritar a la distancia. Pero no estaba segura. No podía enfocarme en nada más. Era imposible no reconocer al hombre que se encontraba a un par de pasos delante de mí. Y creo que el igual me reconoció. «No podía ser posible... No. ¡No!». Mi visión se nublo y lo último que pude observar antes de caer, fueron esos penetrantes ojos color miel mirando directamente en mi alma.

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-karencereza