--¿Volverán?

--Estaremos aquí el domingo antes del almuerzo…

--Y los llamaremos todos los días en la mañana y en la noche---completó Nam, alzando a Tae

--Oki…

--Bueno, un besito para mis dos príncipes---dijo Nam besando las cabecitas de sus pequeños---los amo muchote…

--Yo también los amo mucho mucho mucho mis amores---habló Jin dando repetidos besitos en las mejillitas de sus hijos---se portan juiciositos, duermen temprano y llenen de mimitos a loa tío y a Hoonie…

--Chau papás…


Un último abrazo fue compartido y Mark desde la entrada de su casa con los tres pequeños, vieron como el auto se iba haciendo cada vez mas pequeño en la calle. No permitió que sus sobrinitos se entristecieran, pues los invitó rápidamente a preparar galletas y chocolate caliente, se había propuesto hacer que loa pequeños Kim se divirtieran mucho en ese tiempo con él.









El viaje fue corto. Habían pasado por el supermercado para llevar alimentos y pronto llegaron a una hermosa cabaña. Decidieron pasar esos días a solo una hora de su hogar, sabían que Mark y Jackson cuidarían perfectamente a sus hijos, pero preferían no poner tanta distancia entre ellos y sus pequeños esa vez.

La vista era hermosa, algo que siempre lograba enamorar a Jin lastima que no la pudo contemplar como siempre, pues los brazos de sus esposo en su cintura y sus labios paseándose por su cuello fueron mas tentadores que cualquier paisaje.

Las caricias fueron aumentando, los besos se hicieron mas demandantes y el camino de la sala a la habitación fue extrañamente mas corto de lo normal. La espalda de Jin tocó la suave cama que los recibió, sobre él, Nam dejaba varios besos en sus labios, en sus mejillas y en su cuello. Pronto la ropa empezó a estorbar y con suaves caricias se desvistieron mutuamente, volvieron a recorrerse completamente, sus labios reclamaron cada centímetro del cuerpo contrario y sus bocas dejaban salir el placer y el amor en forma de jadeos y gemidos sin restricción alguna, entregándose completamente, recordando aquellos años de noviazgo, antes de ser padres. Sus bocas se buscaron desesperadas cuando sus cuerpos se liberaron, declarándose dulces “te amo” entre cortos besitos que les hacían sonreír.

--Podíamos haber comido algo antes…

--Bueno, me gustó mas el postre…---susurró sonriendo Nam---y si te soy sincero, no me molestaría repetir…

--Oye…yo si tengo hambre…--se quejó Jin feliz de recibir besitos del moreno---¿Me traes un sándwich?

--¿Quieres algo mas bonito?---cuestionó Nam poniéndose un pantalón

--Sip, me traes mi celular porfis, quiero llamar a Mark

--Ya vuelvo amor…

Una hermosa sonrisa se dibujó en los labios de Jin. Se estiró con libertad, enredando la blanca y suave manta de la cama en sus piernas, abrazó una almohada y giró quedando sobre su abdomen. Se sentía libre, tranquilo y tan relajado que le extrañaba no escuchar las vocecitas sus hijos pidiendo por él, pero se había prometido disfrutar aquellos días al máximo. Los pasos tranquilos que se escucharon fueron su señal para sentarse en la cama, una mueca de dolor se pintó en su cara y la risa de su esposo le hizo abrir sus ojos, encontrando aquella hermosa sonrisa adornada por dos huequitos que lo enloquecían.

--No es gracioso…

--Oh hermoso, claro que lo es y lo sabes, si no, no estarías sonriendo…

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