Al llegar, abrió la puerta con su pie, y rápidamente se acercó al lavabo, dejando a la castaña sentada ahí.

Ella se exaltó un poco al sentir la cerámica fría hacer contacto con sus muslos descubiertos bajo su vestido.

Aurora observó como el chico se acercó a uno de los estantes que estaban en la esquina del baño, revisando las cosas que había en él.

Después de un rato, volvió hacia donde ella estaba, y dejó las cosas a un lado de dónde ella estaba sentada.

Miró con atención cuando se sentó en un banco que había por ahí, y agarraba su pierna para dejar reposar parte de su pantorrilla encima de sus muslos.

En silencio, agarró un frasco con una crema púrpura, y la comenzó a frotar lentamente encima de la herida.

Aurora tragó saliva cuando sintió su otra mano un poco más arriba de su tobillo, dando una sutil caricia con su pulgar.

—¿Duele? —su voz la sacó de su trance, y sus miradas se cruzaron de inmediato.

Ella negó con la cabeza, y su mano subió un poco más, causando que su respiración se acelerara inconscientemente.

—¿Segura?—susurró.

Asintió con la cabeza al verse incapaz de dejar salir palabra alguna de sus labios.

La mano de Draco comenzó a subir y a bajar lentamente por la piel de Aurora, acariciando desde sus tobillos y hacia su pantorrilla. Sintió que su piel ardía ante su tacto.

Aurora sintió un vacío cuando sus pálidas manos abandonaron su piel, y observó en silencio como Draco se levantó de la silla y se acercó a ella.

Una de sus manos alcanzó algo a su lado. Era otro frasco más pequeño, con un líquido transparente en él.

—Es filtro higea, te calmará el dolor por unas horas, te recomiendo que evites caminar por hoy, ya que la crema que apliqué demora una media hora en cicatrizar completamente — explicó.

Ella trató de alcanzar el frasco en su mano, pero él lo apartó y lo abrió. Apoyó una de sus manos encima de la superficie donde se encontraba sentada, rozando su muslo. La mano con el frasco fue directamente hacia sus labios.

—Abre —ordenó.

Sin protestar, abrió sus labios sin dejar de mirar sus ojos. En un movimiento, Draco dejó caer el amargo líquido dentro de su boca, el cual ella tragó de inmediato evitando hacer una cara de asco.

Un cosquilleo entre sus piernas se hizo presente cuando su dedo pulgar subió hacia su labio inferior, y quitó el líquido que se había derramado.

Después de unos segundos, se alejó de ella, y agarró las cosas que usó para hacer la curación para ir a guardarlas.

—Que descanses, Aurora —dijo antes de girar y salir por la puerta del baño, dejando a Aurora sentada y algo aturdida por lo que acababa de pasar.

¿Qué acaba de pasar? Se preguntó.

Ella sacudió su cabeza y saltó del lavamanos, para ir directo a su habitación.

En menos de un minuto, ya estaba echada encima de su cama, con su cara hundida en la almohada. Por alguna razón, sólo podía pensar en una cosa — bueno, varias cosas, pero de una misma persona.

Ojos grises, pelo rubio, tez pálida.

Anillos y colonia exquisita.

Manos frías, pero que queman.

El cosquilleo en su vientre se hizo presente de nuevo al imaginar cómo sus manos acariciaron su pierna con tanta delicadeza.

Su pulgar en sus labios, rozando con tanta sensualidad que se derrite ahí mismo.

No pudo evitar pensar en cómo se sentirían sus manos contra todo su cuerpo; subiendo por sus piernas y luego por sus muslos para terminar en sus caderas.

Lujuria fue lo que Aurora sintió al imaginar cómo los labios de Draco se sentirían besando su cuello, bajando por su escote, succionando y mordiendo sin piedad.

Toc toc.

La castaña casi suelta un grito por el susto que le dio los toques en la puerta. Se sentó rápidamente, acomodándose la ropa y el cabello.

—¡Está abierto! —gritó.

La puerta se abrió lentamente, sólo para dejar ver una cabeza castaña asomándose.

—Hola Rora.

Thomas entró a su habitación. Aurora sonrió al ver a su hermano, y dio unos golpecitos en la cama invitándolo a sentarse a su lado.

—¿Cómo estás? —preguntó él, después de acomodarse a un lado de su hermana.

—Bueno, estoy bastante bien como para casi haber perdido un pie —bromeó ella.

—Sí, algo me dijo papá, ¿Draco te curó?

Aurora asintió desinteresadamente, apartando los pensamientos que había tenido momentos antes sobre el rubio.

Manos tan frías que queman.

—Sí, sí me ayudó bastante, fue una herida bastante fea.

—¿Rora? —habló su hermano.

—¿Mmm?

—¿Vas a estar bien? —Thomas la miró con pena y preocupación, y ella sabía por qué— Sabes que no me gusta estar encima tuyo, pero-

—Tommy, lo tengo bajo control.—Espetó, al ver hacia dónde se dirigía la conversación.

—Me preocupa lo que suceda cuando vuelvas a Hogwarts —confesó—, sé lo mal que lo pasaste la última vez, y me da miedo que las cosas empeoren.

—Thomas... —advirtió ella.

Él levantó sus manos en señal de rendición.

—Bien, bien, pero si me entero que ese maldito imbécil se atreve a siquiera respirar en tu dirección, iré personalmente a matarlo —su tono de voz sonaba amenazante, por lo que ella sonrió y se lanzó a sus brazos.

—Te amo —susurró sobre su pecho.

Él la abrazó con fuerza, frotando su espalda con cariño.

—Y yo a ti.

Aurora sintió como su hermano besó su frente cariñosamente antes de separarse de ella.

—Ahora vamos, que Susan tiene la cena lista.

Sinful | Draco Malfoy ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora