Narra: Stephen Hendry.
"Pequeña gatita"
Al llegar a mi oficina le indicó a la señora donde debe sentarse.
En una de las sillas frente a mi escritorio. En todo el camino voy cubriendo mi notoria erección con mi chaqueta. No quisiera que la viera y malinterprete la situación.
-Aquí estaremos más cómodos- digo sentándome frente a ella.
Enciendo mi laptop.
-Si señor- ella sonríe un poco nerviosa.
-Bien, sobre el asunto de su... Pequeña...- apoyo mis codos sobre el escritorio mirando la pantalla.
-Señor, le prometo que le voy a pagar, aunque le confieso que no estoy en las mejores condiciones económicas ahora mismo, pero...- empieza con su aburrido parloteo.
Busco rápidamente los archivos de la Señora Watson, necesitó saber más de ellas para cumplir con mi objetivo.
-Según su informe fue contratada hace unas semanas- la interrumpo enarcando una ceja.
-S-sí, su hermana se enteró de mi inestabilidad económica y me ofreció empleó- dice sonriendo.
-Mi hermana es un ángel- digo sonriendo igual. -Pero siendo sincero, ella no siempre ayuda de esa manera, usted debe ser muy buena mujer para que ella la ayude de esta forma-
Miento, mi hermana siempre está metiendo sus narices en los problemas de otras mujeres.
-Pues...- coloca un mechón de cabello detrás de su oreja.
Parecía alagada con aquel simple cumplido, sonreí de lado.
-Trabaja en el área de informática, debe ser una mujer muy inteligente... Su esposo ha de ser muy afortunado- digo leyendo el documento en mi laptop.
-Pues no tengo esposo- se apresura a decir.
-Me cuesta creer que una mujer tan hermosa no esté casada- digo fingiendo estar asombrado.
Ella baja la vista sonrojada.
Esto es demasiado fácil.
-Pues así es, Señor Hendry- murmura.
-Señora, si me permite creo que su hija necesita un poco de disciplina- la mujer frunce el ceño.
Me levanto y camino hasta ella. A ningún padre le gusta que hablen de sus hijos, asique debo cuidar mis palabras.
-Siendo usted amiga de mi hermana, deseo ayudarla con eso- me inclinó a su lado y sujeto su mano.
Otra vez se sonroja.
- ¿Cómo? - dice mirando nuestras manos.
-Hmmm, pues su hija lo que necesita es hacerse cargo de sus acciones, yo le propondré un trato que las beneficie a ambas- digo poniendo mi otra mano sobre la suya.
ESTÁS LEYENDO
Perversa Obsecion.
RomanceCada vez que la miraba todo en él era perverso... Sus manos... Su mirada... Su sonrisa... Sus tatuajes... Todo en el indicaba que tenía una perversa obsesión. Todos los derechos reservados.