Claro que quería seguir a James y a Remus y pasar los últimos días de otoño y disfrutar de las primeras nevadas, quería jugar con ellos a ver quien podía tocar el tronco del Sauce Boxeador, pero necesitaba ponerse al corriente con el resto de su clase si quería mejorar sus notas y estar lista para sus exámenes. Remus era su principal remordimiento. No quería dejarlo solo, aún más sabiendo que James era su amigo, no de Remus, pero conforme pasaban los días, Lois pudo dejar ir esa preocupación ya que Remus parecía estar bien y feliz  en compañía de James, incluso en compañía de Black.

"¿Como es posible que pudieran verlo tan de cerca?" refunfuñó ella con recelo mientras pinchaba su trozo de carne del plato.

"Somos afortunados" contestó James encogiendo sus hombros mientras se servía la cena.

"Si lo son, fue una suerte que fuera Davey Gudgeon y no ustedes" puso sus ojos en blanco y dijo con evidente molestia en su voz. Ella quería estar ahí pero en lugar de eso estaba en clases todo el día. "Y no son afortunados, son estupidos. ¿Por que sienten ganas de acercarse a un árbol llamado el Sauce Boxeador? ¿El nombre no es suficientemente claro?"

"Estas celosa, Maegan" respondió Black con una sonrisa mal intencionada pero con la boca llena de verdad. "Nosotros podemos hacer lo que queramos, por que si somos magos, mientras tu estás todo el día en clases por que eres incapaz de hacer un hechizo"

James y Remus intentaron saltar a la defensa de su amiga, pero Lois fue más rápida. "Tal vez sea incapaz de hace un hechizo sencillo, pero soy perfectamente capaz de poner mi pie en tu trasero, ¿quieres ver?"

Lo cierto era que Lois ya era capaz de hacer varios hechizos sencillos, también sabía hacer a la perfección un par de pociones y podía identificar a varias plantas, sabía un poco sobre la historia de los magos así como también de astronomía y le iba de maravilla en las prácticas de vuelo. Sirius estaba equivocado en el algo, ya no era una inepta de la magia.

Lois se encargó de hacer los deberes el viernes por la noche, y así tuvo todo el fin de semana libre. La mañana del sábado bajo a la sala común, donde espero pacientemente a sus amigos, siempre tardaban una eternidad. Quince minutos después aparecieron por las escaleras, entablando una animada conversación y en compañía de una cuarta persona. Era el chico que se había caído de la escoba en la primera práctica de vuelo, no recordaba su nombre para ser sincera; era pequeño (posiblemente tenía su estatura), rubio y entusiasmado; Remus, Sirius y James se despidieron de él tan pronto como la vieron.

"No entiendo como pueden tardar tanto siempre" replicó Lois.

"Buenos días para ti también" respondió Remus poniendo sus ojos en blanco. "Dormimos muy bien, gracias por preguntar"

"Tonto" murmuró ella con una sonrisa, golpeando su hombro ligeramente. "No sabía que tenían un cuarto compañero"

"Oh, si. Es Peter, no habla mucho, es tímido y creo que no tiene amigos" respondió James, el chico tenía el cabello irremediable desordenado, pero igual de entusiasta que siempre. "Deberíamos hablar más con el"

"Claro, solo no lo aceches como lo hiciste con nosotros" respondió Lupin, sacándole una risa indiscreta a Lois y la vergüenza a las mejillas de James.

Bajaron a desayunar los cuatro, y Peter no estaba, así que continuaron con su día. Tras la prohibición total de acercarse siquiera un poco al Sauce Boxeador, Lois y sus amigos habían descubierto que jugar guerras de nieve era igual de divertido y también era mucho más seguro.

HONEY • MARAUDER'S ERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora