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CAPÍTULO NUEVE: ¡Another world!
Una noche todos se fueron a dormir con el viento golpeando sus ventanas y al despertar la nieve ya había pintado todo el lugar. Diciembre se había retrazado un poco, pero había comenzado lleno de sorpresas.
La primera de todas llegó el último viernes de Noviembre; Lois salió feliz de su primera asesoría de Pociones, tanto ella como el profesor Slughorn habían descubierto que era sorprendentemente buena una vez ya aprendido a identificar los diferentes ingredientes que utilizaban por olor y textura, habían iniciado con algo fácil, una pomada para las cicatrices la cual había hecho muy bien y ahora sostenía en su mano camino a la cena.
Llegó al comedor justo a tiempo mientras se escuchaban murmullos y exclamaciones de sorpresa por todo el lugar, frunció el ceño pero siguió caminado a la mesa de Gryffindor mientras buscaba con la mirada a sus amigos, al no encontrarlos decidió sentarse sola en uno de los extremos de la mesa. La cena pronto apareció, empezó a servirse en su plató pensando que lo mejor sería empezar a bajar un poco las dosis de su comida, después de todo regresaría a Easigtong en unas semanas y no quería incomodar a nadie comiendo de esa manera.
Indirectamente su mente repasó alegremente las palabras de su madre.
Estoy ansiosa de verte, todos aquí te extrañan pero nada se compara a lo mucho que te hecho de menos, querida Lois
Ella también estaba ansiosa, había pasado solitarios meses antes de por fin hallar su lugar en el colegio y solo quería volver y recargar energías en los brazos de su madre, hablar con Tina y Laurel, visitar a la señora Diggle y celebrar las navidades como ella las conocía.
No pudo pensar en su madre mucho más pues Remus, James y Black se sentaron frente a ella con la frente sudorosa y una sonrisa extraña, lo que la hizo fruncir el ceño.
"¿Que les pasa?" pregunto ágilmente.
"No te imaginarás lo qué pasó mientras jugábamos en el Sauce Boxeador..." James comenzó a relatarle la historia de cómo habían terminado jugando con unos ravenclaw de primer año, el juego consistía en que aquel tocara el tronco del sauce ganaba, pero que las cosas se les salieron de las manos cuando el sauce golpeó a David Gudgeon y casi le saca el ojo.
Escuchó con atención la historia y tras cada palabra, la envidia crecía en ella, también quería estar ahí.
Todo había cambiado hace dos semanas, cuando la profesora McGonnagall le dio su horario de lecciones extra; tenía Herbologia los lunes y terminaba con Pociones los viernes, Transformaciones e Historia de la Magia los martes, Encantamientos y Astronomía los miércoles, y Defensa y Vuelo en escoba los jueves. Al principio el cambio había sido agotador, pasaba la mayor parte del día en clases, y cuando terminaba con las clases tenía que hacer los deberes, después iba a cenar y finalmente iba a dormir. Lo cual no solo era agotador, sino que impidió que al menos por las próximas dos semanas, no pasara mucho tiempo con sus amigos.
